Por José Rafael Sosa



Hay películas que divierten, describen, narran, deprimen o enternecen. Es la magia del cine en la función crucial de poner fantasía y emociones en los encandilados ojos del espectador.

Pero también hay películas, que, llegando a cada tanto recorrer del tiempo, que marcan el alma de una generación y sientan una referencia imposible de ser acumulada en el baúl general de recuerdos. Biutiful pertenece a ésta categoría de producciones que impresionan el frío temperamento perceptivo de la alta crítica, al elenco estricto de los jurados de festivales y que arrastra a las masas a la gran pantalla, atraídas, quien sabe si acertadamente, por calidad y el atractivo comercial, danzando al mismo tiempo.



Sobre la inmigración y las injusticias que implica se han rodado centenares de películas…pero que hace que una de ellas, «Biutiful» para más señales, se convierta en una referencia de inmediato, que apunta a quedarse en la memoria colectiva y que produce 1 hora y 47 minutos de una intensidad como pocas veces se llega a disfrutar en la pantalla, con la fuerza tremenda de un tema actual y bien manejado y un actor que, dejados a un lado los vericuetos del sensacionalismo a mediático, simplemente se entrega a la misión de actuar y lo hace de tal forma que desespera y encanta al más incrédulo de quienes pagaron su taquilla para pasar un buen rato.

La película del mexicano Alejandro González Iñárritu es la historia de un hombre que cae a sus profundidades. Un superviviente urbano. Un grito en forma de hombre solitario y desesperanzado. Es un recorrido a la redención por la vía de mas oscuro de los caminos. Una dramática fracturación humana, manchada de sangre, que nos toca con la fuerza de su desesperanza.

La trama

La película carga sobre Barden sus alforjas y él hace la peli, sin desdeñar para nada el talento actoral que le acompaña. Pero Biutiful es Bardem y Bardem es Biutiful, Uxbal es la tragedia viva: padre de dos niños y que batallará con la muerte, escarceos entre los cuales habrá de jugar al perdón y al perdonar.