La revolución egipcia ha logrado su primer objetivo. El presidente, Hosni Mubarak, ha abandonado el cargo que ocupaba desde 1981 después de 18 días de protestas. El vicepresidente del país, Omar Suleimán, ha anunciado que el rais deja el poder en manos del Ejército. Sus palabras han desatado la euforia en la plaza de la Liberación de El Cairo, donde centenares de miles de personas pedían desde el 25 de enero la caída del régimen que ha dirigido durante tres décadas el país más poblado del mundo árabe.



El clamor popular ha sido irremediablemente escuchado. La multitud congregada en el centro de El Cairo había decidido ignorar el llamamiento del Ejército, esta mañana, para que desistiera de la protesta. A cambio, decían, sus demandas serían atendidas. Los manifestantes, han redoblado entonces sus esfuerzos para que el dictador abandonara el poder. La plaza de la Liberación de la capital egipcia se había convertido en una olla a presión cargada de frustración popular porque ayer Mubarak negó las palabras que todos esperaban.

Primero han sido los rumores, confirmados horas después por un portavoz del partido oficial, de que el rais había abandonado la capital egipcia para poner rumbo junto a su familia hacia la localidad turística de Sharm el Sheij (este del país, junto al mar Rojo). El siguiente paso ha sido el anuncio de la televisión estatal, cuya sede había sido rodeada por los manifestantes, de que iba a emitir un importante comunicado. Minutos después, tres helicópteros militares han llegado al palacio presidencial, igualmente cercado por la multitud. Y finalmente Suleimán ha pronunciado las palabras que los egipcios querían oír.



«El presidente Mohamed Hosni Mubarak ha decidido renunciar a su cargo de presidente de la República y ha encargado al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas administrar los asuntos del país». Ha sido la única frase del vicepresidente

Fuente: www.elpais.com