La crisis nuclear de Japón parecía estar fuera de control el miércoles después de que los trabajadores fueran retirados brevemente de la planta de Fukushima ante el incremento de los niveles de radiación y un helicóptero no consiguiera lanzar agua sobre el reactor más afectado.

En una señal de desesperación, la policía intentará enfriar los residuos radiactivos en uno de los reactores de la instalación con cañones de agua, utilizados habitualmente para dispersar manifestaciones.



A primera hora del día se declaró otro incendio en la planta, gravemente afectada por el terremoto de la semana pasada, que ha enviado bajos niveles de radiación por el aire hacia Tokio en las últimas 24 horas, desatando el temor en la capital y la alarma internacional.

El Gobierno japonés dijo que los niveles de radiación a las puertas de la planta eran estables pero, en una señal de estar sobrepasado, pidió a compañías privadas que ayudaran a distribuir suministros a decenas de miles de personas evacuadas de las zonas circundantes al complejo.



«La gente no estaría en peligro inmediato si saliera con estos niveles. Quiero que la gente entienda esto», dijo el jefe de gabinete Yukio Edano en una rueda de prensa televisada, refiriéndose a los que viven fuera de una zona de exclusión de 30 kilómetros.

Las autoridades han pedido a unas 140.000 personas dentro de la zona que no salgan a la calle.

Los trabajadores estaban intentando limpiar de escombros la zona para construir una carretera para que los camiones de bomberos pudieran llegar al reactor número 4 del complejo de Daiichi en Fukushima, a 240 kilómetros al norte de Tokio. Las llamas ya no eran visibles en el edificio que alberga el reactor.

Los altos niveles de radiación impidieron que un helicóptero volara hasta la zona para lanzar agua sobre el reactor número 3 – cuya cubierta fue dañada por una explosión y de donde se vio salir vapor a primera hora – para intentar enfriar sus barras de combustible.

Fuente: lta.reuters.com