Juan Pablo II fue el primer Papa en voltear la mirada con intensidad hacia una América Latina que siempre lo recibió con júbilo y aún lo recuerda con entusiasmo, pero que no ha sido capaz de mantener ni incrementar el número de fieles católicos.
Latinoamérica se unirá a los actos de beatificación el domingo de Juan Pablo II, el sumo pontífice que dedicó a la región cerca de una quinta parte de los 104 viajes que realizó alrededor del mundo.
Karol Wojtyla comenzó su largo periplo por el mundo como Papa en 1979, con un viaje precisamente a América Latina y que lo llevó inicialmente a la República Dominicana, México y Bahamas.
Y aunque Pablo VI había sido el primer Papa en viajar a la región para participar en la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia, en 1968; Juan Pablo II fue quien le dio la máxima importancia al visitarla en 18 ocasiones, durante las cuales recorrió 26 países (además de Puerto Rico), varios de ellos en más de una ocasión.
A punto de partir por primera vez hacia Latinoamérica, en enero de 1979, el Papa «viajero» dijo que salía para postrarse ante la Virgen de Guadalupe mexicana y «poner en sus manos el futuro de la evangelización en América Latina», una región que aún hoy concentra cerca de la mitad de los católicos en el mundo.
Juan Pablo II «acercó a la Iglesia a América Latina y especialmente a los fieles, no porque los fieles no se sintieran cercanos a la Iglesia, sino en concreto a la figura del Papa», dijo a la AP el padre Pablo Medel, responsable de la Pastoral Profética de la Basílica de Guadalupe de México, uno de los santuarios que preparan diversas actividades para homenajearlo en vísperas de su beatificación el 1 de mayo en el Vaticano.
«Era más latinoamericano de corazón que otra cosa», consideró.
De acuerdo con el Anuario Pontificio de 2011, el número de católicos en el mundo asciende a unas 1.181 millones de personas, de los cuales cerca de un 50% están en el continente americano y una buena parte de ellos en México, que Juan Pablo II visitó en cinco ocasiones, y en Brasil, donde estuvo cuatro veces.
«Como un líder carismático que habló a las masas sobre temas que importaban a la gente —como reforma agraria, derechos de los trabajadores, los valores de la familia y la religiosidad— las visitas de Juan Pablo II a Brasil tuvieron un fuerte impacto entre los católicos brasileños, especialmente en aquellos que estaban inseguros de su fe», dijo a la AP Fernando Altemeyer, profesor de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.
«El ayudó a que encontraran su fe otra vez», aseguró el profesor, para quien las visitas de Juan Pablo II contribuyeron a estabilizar el número de fieles dentro del catolicismo.
Para otros, sin embargo, las cifras muestran otra cosa.
Brasil, considerado el mayor país católico en Latinoamérica, reportó en 1980 que un 83,3% de sus habitantes eran católicos, mientras que en 2000 —la última cifra oficial disponible— el porcentaje bajó a un 73,6%.
México, el segundo país católico en la región, también ha registrado una caída: mientras en 1980 reportó que un 95,6% de su población era católica, para el censo del 2010 el porcentaje cayó a 83,9%.
Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, refirió que la etapa de Juan Pablo II coincidió justamente con la mayor caída de católicos en México. «La verdad es que es bastante desastroso», dijo sobre el saldo del catolicismo durante el pontificado de Juan Pablo II.
Sostuvo que tras revisar el censo mexicano de 2010 encontró que la población católica representaba el 82,72%, no 83,9% como reportó el Instituto Nacional de Estadística.
El padre Medel no rechaza las dificultades para mantener el número de católicos, pero considera que eso tiene algunas explicaciones.
«Ha habido una muy fuerte invasión, llamémosla así, de sectas provenientes de América del Norte… que han proliferado por un proselitismo bastante fuerte», dijo.
En un mensaje en 1983 a la asamblea del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), en Haití, el Papa dijo a los obispos de la región que era necesario reconocer, «con humilde lucidez y realismo», que la región presentaba problemas como una escasez de vocaciones sacerdotales y el avance de grupos religiosos distintos al católico.
Entonces, los exhortó a que «la palabra de Dios no se vuelva escasa».
En 1992, en República Dominicana, con motivo de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, retomó los problemas que enfrentaba la Iglesia católica en la región: «hoy la fe sencilla de vuestros pueblos sufre el embate de la secularización, con el consiguiente debilitamiento de los valores religiosos y morales». Llamó a emprender una nueva evangelización que fortaleciera la fe católica.
Fue ahí, en Dominicana, donde calificó como el «continente de la esperanza» a Latinoamérica y pidió perdón por las ofensas cometidas contra los indígenas durante la conquista española y el inicio de la evangelización.
Juan Pablo II fue un personaje considerado crítico ante diversas situaciones sociales y políticas en la región.
Denunció la pobreza y la marginación que afectaba a la población, además de que censuró a los gobiernos considerados autoritarios, como el de Jean-Claude Duvalier en Haití, Augusto Pinochet en Chile y Alfredo Stroessner en Paraguay.
Al Pontífice se le atribuye haber evitado una guerra entre Argentina y Chile en 1984, aunque no se escapó de situaciones polémicas como permitir que se le fotografiara junto al dictador chileno Pinochet en 1987.
El cardenal Roberto Tucci, por años organizador de los viajes papales, declaró en 2009 que Juan Pablo II fue engañado para aparecer junto a Pinochet, lo cual lo enfureció.
También realizó en 1998 una histórica visita a Cuba, donde pidió al régimen de Fidel Castro que liberara a los presos políticos.
Si bien México y Brasil fueron los países que más visitó, otras naciones vieron a Juan Pablo II en más de una ocasión: Estuvo tres ocasiones en República Dominicana y Guatemala, y dos en lugares como Argentina, Nicaragua, El Salvador, Perú y Venezuela.
Varias de esas naciones tienen previsto realizar ceremonias religiosas el mismo día de la beatificación, aunque otros como México tendrán actividades desde el sábado con oraciones en la Basílica de Guadalupe, desde donde se harán enlaces en vivo con el Vaticano.



Fuente:Yahoo.es