Hasta 2000 millones de personas están infectadas en todo el mundo por el virus de la hepatitis B, uno de los cinco tipos de virus de la hepatitis, mientras que más de 350 millones sufren una forma crónica de la enfermedad. Sin embargo, la concientización del público es insuficiente y hacen falta más medidas de salud pública para prevenir y controlar la hepatitis vírica, según han manifestado hoy expertos de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), durante la celebración del Día Mundial contra la Hepatitis.

El grupo de virus de la hepatitis (tipos A, B, C, D y E) causa infección e inflamación agudas y crónicas del hígado, y ocasiona un problema grave de salud pública en todo el mundo. Cada año mueren de 500.000 a 700.000 personas como consecuencia de la infección por el virus de la hepatitis B. Alrededor de 130 a 170 millones de personas padecen una infección crónica por el virus de la hepatitis C, y unas 35.000 personas mueren cada año a causa de hepatopatías relacionadas. Un 57% de los casos de cirrosis hepática y 78% de los casos de cáncer primario del hígado ocurren como consecuencia de la infección por el virus de la hepatitis B o C.



En 2009, en los países de las Américas más de 380.000 posibles donantes de sangre fueron rechazados, debido a que presentaban riesgos de hepatitis B o C, o de infección por el VIH. Sin embargo, pese a este tamizaje inicial, se comprobó que más de 75.000 donaciones de sangre estaban infectadas por los virus de la hepatitis B o C. Según los datos disponibles, en América Latina solamente, de 7 a 9 millones de personas pueden estar infectadas con el virus de la hepatitis C.

En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud designó el Día Mundial contra la Hepatitis como uno de los días oficiales de la salud de la OMS con el fin de llamar la atención sobre la amenaza cada vez mayor de esta enfermedad, y exhortó a los países a mejorar la concientización, la vigilancia, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la hepatitis vírica.



«Hoy, en el Día Mundial contra la Hepatitis, nos unimos a la OMS y a la Alianza Mundial contra la Hepatitis para llamar la atención sobre la inmensa carga de la hepatitis vírica», dijo la Directora de la OPS, doctora Mirta Roses. «Esperamos que juntos podamos despertar una conciencia de urgencia y de compromiso en todos los niveles de la sociedad, desde el sistema de salud hasta las comunidades que este atiende».

La hepatitis vírica se puede prevenir con el uso de vacunas, y la OPS/OMS recomienda la inclusión de la vacuna contra la hepatitis B en todos los programas de vacunación, así como su uso sistemático por todos los trabajadores sanitarios. La vacuna de hepatitis B fue introducida por la mayoría de los países Miembros de la OPS/OMS a finales de los noventas. Actualmente, todos los países y territorios de las Américas, con la excepción de Haití, incluyen la vacuna contra la hepatitis B en sus programas nacionales de vacunación, con niveles de cobertura de más del 90%.

El grupo consultivo técnico (GCT) de la OPS sobre enfermedades prevenibles por vacunación, que se reunió a comienzos del mes, recomendó a todos los países que sigan manteniendo una cobertura elevada de la vacuna contra la hepatitis B y que aumenten el uso de la vacuna en los recién nacidos.

Al celebrar el Día Mundial contra la Hepatitis, la OPS y la OMS exhortan a los países a: establecer, reforzar o mejorar sus sistemas de vigilancia de la hepatitis vírica; reforzar la capacidad de los laboratorios; respaldar las políticas públicas y las intervenciones integradas; adoptar estrategias e instrumentos para consolidar sus sistemas de atención sanitaria; garantizar el diagnóstico y el tratamiento tempranos, la protección y la inmunización de los trabajadores de atención sanitaria; asegurar la vacunación universal contra la hepatitis B para los recién nacidos y los niños, y promover la donación segura de sangre y la seguridad de las inyecciones.

Un grupo de trabajo presentado hoy por la OPS/OMS, tratará de integrar las iniciativas de todas las entidades que han estado colaborando con los países miembros de la OPS/OMS para prevenir y controlar la hepatitis vírica.

En mayo del 2010, la 63.ª Asamblea Mundial de la Salud decidió designar el 28 de julio como Día Mundial contra la Hepatitis, como una oportunidad de centrar la atención en la amenaza para la salud mundial representada por la hepatitis vírica y promover medidas para hacerle frente. El tema de la campaña de este año es: «No dejes que la hepatitis te destroce la vida. La hepatitis afecta a todos, en todas partes. Conócela. Afróntala». Para más información, consulte: Día Mundial contra la Hepatitis https://www.who.int/mediacentre/events/annual/world_hepatitis_day/es/index.html

HEPATITIS: DATOS PRINCIPALES

La hepatitis es una inflamación del hígado, causada generalmente por una infección vírica. Hay cinco virus principales de la hepatitis, que se conocen como tipos A, B, C, D y E. Estos cinco tipos son de máxima preocupación debido a las cargas de morbilidad y de mortalidad que causan, y a la posibilidad de brotes y propagación de la epidemia. En concreto, los tipos B y C ocasionan una enfermedad crónica en cientos de millones de personas y, juntos, son la causa más frecuente de cirrosis y cáncer del hígado.

El virus de la hepatitis A (VHA) se encuentra en las heces de las personas infectadas y la forma más común de transmisión es el consumo de agua o alimentos contaminados. El VHA también puede propagarse por medio de ciertas prácticas sexuales. La propagación del VHA se reduce en las comunidades con el suministro de agua potable segura y la eliminación adecuada de las aguas residuales, además de prácticas de higiene personal apropiadas, como lavarse regularmente las manos. Se dispone de vacunas inocuas y eficaces para prevenir la transmisión del VHA.

El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite por la exposición a sangre, semen u otros humores corporales que causan la infección. El VHB puede transmitirse de las madres infectadas a los hijos en el momento del parto, o de un familiar a un lactante durante la primera infancia. También puede ocurrir la transmisión vírica por las transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados con el VHB, por inyecciones contaminadas durante intervenciones médicas y por el uso de drogas inyectables. El VHB también entraña un riesgo para los trabajadores de la salud que sufren lesiones accidentales por pinchazos de agujas al atender a pacientes infectados por el virus. Se dispone de una vacuna inocua y eficaz para prevenir la transmisión del VHB.

El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite también con mayor frecuencia por la exposición a la sangre que causa infección. Esto puede ocurrir por las transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados con el VHC, por inyecciones contaminadas durante intervenciones médicas y por el uso de drogas inyectables. También es posible la transmisión sexual, pero es mucho menos frecuente. No hay ninguna vacuna contra el VHC.

Las infecciones por el virus de la hepatitis D (VHD) ocurren solamente en las personas que están infectadas por el VHB. La doble infección por el VHD y el VHB puede ocasionar una enfermedad más grave y un peor desenlace. Las vacunas inocuas y eficaces contra la hepatitis B pueden conferir protección contra la infección por el VHD.

El virus de la hepatitis E (VHE), al igual que el VHA, se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. El VHE es una causa frecuente de brotes de hepatitis en las regiones subdesarrolladas del mundo y se reconoce cada vez más como una causa importante de enfermedad en los países desarrollados. Se han elaborado vacunas inocuas y eficaces para prevenir la infección por el VHE pero su comercialización no está muy extendida.

El diagnóstico temprano brinda la mejor oportunidad para lograr un apoyo médico eficaz. También permite a las personas infectadas adoptar medidas para prevenir la transmisión de la enfermedad a otras personas, por ejemplo, con la adopción de prácticas sexuales seguras. También facilita la adopción de precauciones en el modo de vida; por ejemplo, mediante la eliminación del alcohol y ciertas drogas, para proteger el hígado de un mayor daño.

La hepatitis vírica puede prevenirse con el uso de vacunas. El tamizaje de la sangre usada para las transfusiones puede evitar la transmisión del VHB y del VHC. Los equipos inyectables estériles protegen contra la transmisión de estos dos tipos de virus. Se ha demostrado que las prácticas sexuales más seguras, como reducir al mínimo el número de parejas y el uso de medidas de protección de barrera (condones), protegen contra la transmisión del VHB y del VHC. La disminución de las lesiones en los consumidores de drogas inyectables evita la transmisión del VHB y del VHC, mientras que los alimentos y el agua inocuos constituyen la mejor protección contra el VHA y el VHE.