San Cristóbal. En espera de agua potable, comida, frazadas y colchas están cientos de damnificados que dejó el desbordamiento de los ríos Nigua y Yubazo tras el paso del huracán Irene por este municipio.



El panorama es desolador, mientras la gente en los diferentes barrios afectados está sacando lodo “a mano pelá”, tratando de salvar lo poco que les quedó, porque aún no llegan equipos de socorro, en los refugios persiste el lamento generalizado de que la ayuda es prácticamente nula y las autoridades tampoco hacen acto de presencia.

En los barrios Moscú y Los Molina los afectados dijeron que el único que los había visitado temprano fue el ministro de Salud Pública.



Las pocas ayudas se habían limitado al mediodía de ayer en el Centro Comunal Montero Vargas a algunas raciones de comida y mosquiteros. Allí pernoctan 152 personas.

De acuerdo con Alcibíades Félix, quien funge de vocero, la situación es “crítica”.

En la escuela básica Juan Pablo Duarte duermen entre ocho y diez personas en angostas aulas, con niños que presentan fiebre y otras enfermedades, así como mujeres embarazadas que no habían recibido agua ni comida.

Mientras eso ocurría, el gobernador Gamalier Montás se mantenía en una reunión desde tempranas horas de la mañana evaluando los daños con dirigentes comunitarios.

El alcalde Raúl Mondesí, en cambio, se encontraba en la Capital “gestionando ayudas” y evaluando, junto a lideres comunitarios los daños que han dejado las aguas de dichos afluentes en los barrios más desposeídos de aquí.

Drama

“Óyeme como estoy, ronca, me duele la cabeza con esta bronconeumonía y no me quedó ni una sábana con qué taparme; lo duro fue que esto me cogió sin nada de comida para mis hijos y aquí son tan buenos que en los colmados donde uno conseguía algo nos dijeron que hoy no podían fiarnos nada”, comentaba Lidia Pérez a su nuera por un celular, entre lágrimas, drama que también viven otras personas que perdieron parte de sus pertenencias.

Fuente Eldia.com.do