Así lo revela el Informe Mundial de Hambre y Malnutrición 2011. Según el estudio, la humanidad retrocede en la seguridad alimentaria de los pobres y los países ricos se enfrentan a la «obesidad epidémica».



“Deprimente”, así califica el secretario general de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), Bekele Geleta, el retroceso del mundo ante la seguridad alimentaria de los países más pobres, situación que se evidencia en el Informe Mundial de Hambre y Malnutrición 2011.

El también llamado Informe sobre Desastres, presentado este jueves por la Cruz Roja Colombiana y el Ministerio de la Protección Social, asegura que en el mundo hay 1.500 millones de obesos: “el exceso de nutrición se cobra más vidas -unas 2,4 millones por año- que el hambre”.



Geleta precisa que “hoy en día, la obesidad es epidémica en el mundo rico y se propaga a países de bajos y medianos ingresos, donde cada vez más y más personas comen alimentos procesados, gran parte de ellos importados”.

No obstante, el informe muestra que ni siquiera los países ricos son inmunes al hambre, y relata que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos gastó en 2010 unos 70.000 millones de dólares en cupones de alimentación para unos 40 millones de estadounidenses pobres.

Volatilidad vs. Calidad de vida

El informe divulga que la humanidad afronta otra gran ronda de inflación de los precios de los alimentos. La última se presentó en la crisis económica del año 2008.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el índice de precios de los alimentos aumentó más del 30 por ciento en el segundo semestre de 2010, y el de los cereales, en el mismo período, se disparó al 60 por ciento.

De acuerdo con Geleta, los más pobres de los pobres serán quienes sientan más profundamente las consecuencias de esta inflación.

Y es que a pesar de que en los últimos 30 años prevaleció la opinión de que los precios de los alimentos se mantendrían bajos y estables, el informe anuncia que la “volatilidad global llegó para quedarse”.

Va más allá de la simple carencia de alimentos”

La desnutrición y la inseguridad alimentaria no sólo tienen que ver con la falta de acceso a los alimentos. El informe explica que factores incidentes en el aumento del problema son la pobreza, la desigualdad, los efectos del cambio climático en la agricultura a pequeña escala, la especulación en el mercado de ‘futuros’ productos alimenticios, la caída de los precios y el alto costo de productos agrícolas como los fertilizantes.

A los eventos sociales, ambientales y económicos se les suma el creciente uso de la tierra para la producción de biocombustibles. En ese sentido, el informe destaca que en algunos países africanos, inversores extranjeros están adquiriendo tierras para cultivos destinados a este tipo de producción.

El director nacional de salud de la Cruz Roja, Francisco Moreno, lamenta que algunos alimentos ingresen al procesamiento industrial de los biocombustibles, que “no son para el consumo humano sino para el consumo industrial”.

Según el funcionario, el problema de la malnutrición está en la concentración de alimentos, y por eso señala que el informe busca hacer un llamado de atención a los gobiernos, a la sociedad civil y a los organismos humanitarios sobre las decisiones que deben tomarse.

En su criterio, primero, deben crearse políticas públicas que garanticen el acceso a los recursos y servicios del Estado, y segundo, el sector comunitario y privado debe ejecutar acciones que estimulen la educación de las personas sobre cuál tipo de alimento, qué cantidad y con cuánta frecuencia deben consumirlo.

Con respecto al orden tecnológico, las decisiones deben obedecer a las necesidades y costumbres de las familias, en vez de “elaborar productos que sustituyen a los naturales”. “Debe suministrar lo que requieren las familias y facilitar los medios para que lleguen los alimentos”, agrega.

Hambre en Colombia

El director nacional de salud de la Cruz Roja, Francisco Moreno, asegura que las cifras globales y nacionales no tiene una diferencia significativa: “en Colombia un gran número de personas tiene problemas de malnutrición generados no sólo por la carencia de alimentos, sino también por los niveles de pobreza, educación y falta de acceso a servicios del Estado como la salud”.

Moreno explica que entre los grupos poblaciones más vulnerables están los que habitan zonas de conflicto armado y desplazamiento, y los niños y las niñas menores de cinco años.

El informe destaca la desigualdad de género en las cifras de desnutrición: “las mujeres representan el 60 por ciento de las personas desnutridas”. Ante esta conclusión, Moreno alega que en el contexto global es un “hecho evidente por la cultura de servir más alimentos a los hombres de la familia”, no obstante, explica que en el país, en ese sentido, la situación no es tan “dramática”. “Cada vez hay más equidad de género”, añade.

El funcionario recuerda que según el informe de desnutrición de 2010, presentado por el Ministerio de la Protección Social y Profamilia, un niño colombiano de cada nueve tenía problemas de malnutrición, y en más de 5 mil muertes infantiles, “la desnutrición tuvo un papel importante más no fue una causa”.

Moreno explica que el precio de los alimentos en Colombia, como en los demás países, también se afecta con el cambio de clima, el cual perjudica la productividad de los cultivos.

Finalmente, el representante de la Cruz Roja apunta que las cifras de desnutrición vaticinan cómo será el progreso de un país. “Los niños están en una etapa de desarrollo inmunológico, si están desnutridos son más susceptibles a padecer la gravedad de cualquier enfermedad. En su educación, el niño no va a aprender y su limitado desarrollo intelectual no lo hará rendir. Por su parte, las mujeres pierden la capacidad productiva. Estos grupos poblacionales no apoyarán el desarrollo de un país en los próximos años”, concluye.

El hambre en cifras

Casi 1.000 millones de personas se acuestan con hambre cada noche, a pesar de que el mundo produce lo suficiente para alimentarlos a todos.

Según la FAO, 925 millones sufrían de hambre crónica en 2010.

Las mujeres representan el 60 por ciento de las personas desnutridas.

En algunos países, las niñas tienen dos veces más probabilidades que los niños de morir por desnutrición y enfermedades infantiles prevenibles.

En producción de biocombustibles, Estados Unidos quintuplicó su meta de consumo anual, cifrándola en 35.000 millones de galones para 2022.

En el mundo hay 1.500 millones de obesos.

Fuente: www.semana.com