Este caso no se trata de un error de identidad, sino más bien de una elección deliberada de ocultar la identidad.
Durante 10 años, Major League Baseball lo conoció como Leo Núñez. Sus compañeros de los Marlins de Florida incluso lo apodaron «Nuny».



Ahora tendrán que pensar en otro sobrenombre… si es que puede reunirse con ellos y jugar béisbol nuevamente en el futuro cercano. El relevista reconoció ante las autoridades a principios de este mes que su verdadero nombre es Juan Carlos Oviedo, y que no nació en 1983, como dice en su biografía del equipo, sino en 1982.

La historia es tan increíble como suena, pero ciertamente no es tan clara como parece. Algunas personas creen que Oviedo, quien regresó a su República Dominicana natal la semana pasada y actualmente se encuentra en la lista restringida de las Grandes Ligas, merece ser deportado y cumplir una pena de prisión. Otros creen que Oviedo se merece un poco de compasión.



Yo culpo a las Grandes Ligas y a los Marlins de Florida.

No absuelvo a Oviedo. Sin lugar a dudas él es el principal responsable del engaño. Pero si puede resolver sus problemas legales en la República Dominicana, no estoy convencida de que deba enfrentar un duro castigo por parte de la MLB.

Mira las cosas desde su perspectiva. Si alguien te dijera que cambiarte el nombre y mentir sobre tu edad podría conducirte a millones de dólares, ¿lo harías? ¿No lo pensarías, al menos?

Oviedo, comprensiblemente, vio el béisbol como una gran oportunidad, como lo hacen y lo han hecho miles de prospectos latinoamericanos durante años. El cónsul dominicano Manuel Felipe Almánzar le dijo al Miami Herald que hace unos 11 o 12 años un entrenador le dijo a un joven Oviedo que se cambiara la identidad y la edad porque así tendría una mejor oportunidad de recibir un contrato más importante de un equipo estadounidense. Y de hecho, Oviedo/Núñez firmó un contrato con los Piratas de Pittsburgh en el 2000.

Éste no es exactamente un problema nuevo para el béisbol, lo que hace aún más sorprendente el hecho de que Oviedo fuera capaz de engañar a MLB durante una década. A raíz del 11 de septiembre, uno pensaría que el béisbol e incluso los equipos individuales serían mucho más diligentes con los papeles de los jugadores no nacidos en este país; y MLB al menos hizo un esfuerzo en ese sentido. Según el Herald, el béisbol comenzó a estudiar los documentos de los jugadores extranjeros inmediatamente después de los ataques terroristas hace 10 años, y se descubrió que más de 500 jugadores tenían edades y nombres falsos.
En el 2008, la liga les ofreció amnistía a los jugadores extranjeros que reconocieron haber falsificado sus documentos, una oferta que Oviedo no tomó.
Ahora, su caso pone de manifiesto que la magnitud del problema requiere de un sistema más confiable.

Cualesquiera sean las medidas preventivas que el béisbol haya intentado aplicar, los Marlins aparentemente no estuvieron dispuestos a prestarles atención. No resulta del todo claro cuánto tiempo el equipo ha sabido sobre Oviedo, pero al parecer el club estuvo al tanto de que vivía bajo una identidad falsa por algún tiempo antes de que lo reconociera ante las autoridades el 7 de septiembre. Núñez — u Oviedo — lanzó para Florida hasta el miércoles pasado.

Si Oviedo no hubiera confesado, ¿los Marlins habrían permanecido en silencio?

No es ningún secreto que MLB tiene una fuerte presencia en la República Dominicana y en otros países de América Latina. Tampoco es un secreto que las franquicias codician a los jóvenes prospectos latinos que muestran promesa y que podrían estar dispuestos a firmar por poco dinero.

Cuanto más jóvenes los jugadores, más deseables son. Edward Mujica, relevista de los Marlins y buen amigo de Oviedo, le dijo al Herald que, «A los 17 años, puedes perder $100.000 o $150.000 cuando firmas [en comparación con un jugador de 16 años con las mismas habilidades]. Y si tienes 18 años, probablemente tendrías que firmar por $5.000 para que te den una oportunidad».

Según los números de las Grandes Ligas, la República Dominicana es la mayor fuente de peloteros fuera de los Estados Unidos. ¿Cuánto les conviene a los equipos, entonces, ser diligentes con los documentos de los jugadores extranjeros? ¿Quién va a dejar pasar a la próxima estrella dominicana sólo porque no cierran todos los detalles en sus papeles?
Cuando Gary Sheffield sugirió en una entrevista con GQ en el 2007 que los equipos usan el dinero y las oportunidades para controlar a los jugadores latinoamericanos, fue tachado de insensible y racista. Sheffield ciertamente podría haber elegido sus palabras con más cuidado al manifestar que creía que las franquicias de MLB no mostraban interés en los peloteros afroamericanos porque los latinos eran considerados como opciones menos problemáticas, pero fundamentalmente lo que quiso decir es que la promesa de riquezas hace que los jugadores latinoamericanos sean susceptibles a influencias.
No se trata de una condición única para los jugadores latinos, pero la promesa de una vida mejor aparentemente fue suficiente para convencer a Oviedo de mentir, como también lo ha sido para otros. Miguel Tejada, entre otros, finalmente pagó el precio por falsificar su edad para venderse como un fenómeno más joven, y lo mismo va para el ex destacado de la Little League Danny Almonte, quien nació en la República Dominicana.

Por romper las reglas, Oviedo ha puesto en peligro los $5,8 millones que ganaría la próxima temporada, pues su futuro en MLB está en serias dudas. Los jugadores de las ligas menores nacidos en el extranjero están sujetos a suspensiones de un año por mentir sobre sus identidades; los peloteros de las Grandes Ligas están sujetos las medidas disciplinarias que el comisionado considere adecuadas.

Pero al no haber tomado las riendas de la situación a su debido tiempo, los Marlins — y MLB — la convirtieron en un caso de ineficacia voluntaria.
Fuente:Espn