Santo Domingo. El juez de la Ejecución de la Pena del Distrito Nacional, Saulo Isabel Díaz, envió este viernes a la cárcel de Monte Plata a cumplir una pena de tres años al secretario de la Juventud Reformista Social Cristiana, quien fue condenado por robo asalariado.

Asimismo, el magistrado Isabel Díaz rechazó una solicitud hecha por la defensa del imputado César Dimitri Roa Castillo, quien había solicitado para su defensa prisión domiciliaria. El juez del tribunal dijo que el imputado no cumple con las condiciones que establece la ley para variarle la pena, debido a que no sufre de alguna enfermedad catastrófica ni sobrepasa la edad de 70 años.



Se recuerda que el 20 de octubre del 2009, el fiscal adjunto Cirilo de Jesús Guzmán presentó acusación por ante la Coordinadora del Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional contra César Dimitri Roa Castillo y el entonces prófugo Sigfredo Ramón Medina Peña, por violación a los artículos 147,150, 265, 266, 379 y 386 del Código Penal Dominicano.

El imputado está acusado de robo agravado contra la compañía ONEMAX S. A, la cual se dedicada al servicio de internet mediante la tecnología Wi Max. La compañía se querelló el 1 de abril del 2009.



De acuerdo al expediente acusatorio, fechado en noviembre del 2007, fruto del crecimiento de las operaciones, el querellante contrata los servicios de Roa Castillo como ejecutivo de ventas (personal externo del área de ventas), quien era promotor de los servicios prestados por la empresa.

“Desde el principio de las prestaciones de su servicio, Castillo manifestó su deseo de trabajar de manera interna como empleado, alegando que él se sentía muy identificado con la empresa, logrando ser nombrado como coordinador de ventas, consistiendo su función en supervisar a los ejecutivos de venta PRO y a los promotores”, dice la parte querellante.

Añade que Roa Castillo pasó a tener una especie de “caja chica” particular con el dinero que ganaban los clientes por concepto de activación, de manera que él acusado recibía los valores recaudados por sus subordinados (vendedores) que debía entregar a los cajeros para que ingresaran a la cuenta de la empresa, lo que no sucedía.

De igual forma, continúa explicando en el expediente, Roa Castillo despachaba a los técnicos para que activaran los equipos vendidos. Sus actitudes nunca resultaron sospechosas para la empresa por la confianza que éste se había ganado.

Fuente Panoramadiario.com