Aunque la en la nueva normativa procesal el tope de la prisión preventiva es de un año, el Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional conoce un proceso a un imputado que lleva 11 como preventivo, sin una sentencia que determine su culpabilidad o inocencia.



José Alberto Guzmán, acusado de matar a un haitiano en una discusión por un coco en Villas Agrícola, ha tenido que cargar con los rigores dejados por un viejo Código de Procedimiento Criminal que sepultaba los derechos fundamentales de los imputados.

Guzmán no solo ha perdido la noción del tiempo, sino que ha llegado a perder sus facultades mentales con el discurrir de sus días en una celda de La Victoria.



La razón: “injusticia procesal”. Su proceso ha recorrido varios tribunales llegando a ser anulado en la Corte de Apelación, por ser instrumentado con el viejo código de procedimiento.

“Como la Corte anuló el proceso y lo devuelve , entonces, ese preso cae en prisión preventiva”, explica el fiscal adjunto, Julio Saba, apoderado del caso.

Saba, quien alega que el Ministerio Público no ha tendido responsabilidad con el letargo del caso que lleva once años, cree que Guzmán es inimputable por tratarse de un enajenado mental y por haber permanecido tanto tiempo preso.

Otra alegada razón es que su familia (pobre de solemnidad), tampoco ha hecho nada para gestionar la libertad , porque la madre, “una ancianita”, no puede mantenerlo y prefiere que se recluido en un recinto carcelario antes que andar vagando por las calles.

“¿Por qué no se le ha conocido el juicio? Porque a él se le mandó hacer una evaluación al Hospital Padre Villini y todavía está pendiente “, dijo Saba .

En el relato de la vieja “providencia calificativa” se desprende que el 11 de noviembre del 2000 el inculpado se dirigió a un puesto de coco propiedad de su madre en Villa Agrícola, donde se encontraba Vicente Martínez, y que allí se produjo un pleito por un coco que el segundo alegadamente no quería pagar.

El acusado había declarado que Martínez le había lanzado con un machete y que para defenderse de él le dio con un palo.

Si la familia se lo hubiese propuesto, el acusado había sido libertado con un recurso de habeas corpus, pero para el colmo le ha tocado el tribunal bautizado como “la Cámara de Gas”, porque según comentan los abogados nadie pasa por ahí ileso.
Fuente:7Dias.com.do