Las multitudes se agolparon en tiendas y centros comerciales en Estados Unidos para aprovechar los descuentos y ofertas del Viernes Negro, un ritual anual de compras tras el día de Acción de Gracias observado este año de cerca en busca de señales de recuperación económica.

Con gangas en los puntos de venta y en internet en todo el país, el Viernes Negro, que se cree que debe su nombre a que las cuentas de los comerciantes dejan el rojo y pasan al negro ese día, marca el inicio formal de la temporada de compras de fin de año, fundamental para muchos minoristas.



El frenesí de los habituales cazadescuentos se vio especialmente acentuado en un Wal-Mart del área de Los Ángeles, donde una mujer roció con gas pimienta a otros compradores, dejando 20 heridos, para quedarse con una consola de juegos XBox, en lo que la policía llamó un incidente «de compra competitiva».

También hubo reportes en los medios de comunicación de tiroteos y robos en otras tiendas Wal-Mart en California (oeste), Florida (sureste) y Carolina del Sur (este).



La estampida por productos con grandes descuentos fue animada por un marketing agresivo, que incluyó la apertura de tiendas el mismo jueves y no la madrugada del viernes, como era lo usual hasta ahora.

La tienda por departamento Sears abrió en la mañana del día de Acción de Gracias -una fecha de recogimiento familiar y encuentro- y la juguetería Toys’R’Us lo hizo a las 22H00 del jueves. Target, gran rival de Wal-Mart, generó molestia entre los empleados al permitir el ingreso desde la medianoche, en lugar de a las 05H00 del viernes.

Con el país aún sumido en la oscuridad después de la recesión y con una incertidumbre económica que sigue erosionando la confianza empresarial, se espera que este año el Viernes Negro sea la chispa que encienda una recuperación liderada por los consumidores.

La firma de análisis de mercado SpendingPulse dijo que hay potencialmente más de 20.000 millones de dólares en ventas en juego. El sitio Blackfriday2011.com, una especie de Wikileaks de los consumidores, predijo 225 millones de compradores, frente a los 212 millones de 2010.

En el suburbio de Chicago de Vernon Hills, Michelle Steiner desafió las frías temperaturas e hizo la fila frente a Toys’R’ Us. «Es una búsqueda del tesoro. Es un gran juego», dijo.

Nick y Megan Tinsley contaron que en Toys’R’ Us consiguieron a 32 dólares un parque infantil de juegos de jardín que costaba 160 dólares.

«Vinimos porque abría a las 21H00, antes de la hora de acostarse y después de la cena», comentó Megan Tinsley la noche del jueves.

Pero no todos estaban contentos con el incremento del desenfreno por las compras.

«Es horrible, es el consumismo, es hacer del feriado (de Acción de Gracias) una especie de repugnante experiencia de ‘comprar hasta morir'», dijo Paul Connolly, de 42 años, en una Quinta Avenida de Nueva York atestada de peatones con bolsas de todo tamaño.

Connolly, quien trabaja en finanzas, acompañó a su sobrino a los grandes almacenes Saks a comprar una chaqueta de plumas por 180 dólares, con un nada despreciable 50% de descuento.

«En general estoy muy en contra de esta locura de compras, excepto cuando me sirve», dijo entre risas Connolly.

Con el gasto de los consumidores como principal motor del crecimiento de Estados Unidos, el presidente Barack Obama, en carrera por la reelección el próximo año, espera que mucha gente como Connolly contribuya a rescatar la tambaleante economía.

Las cifras de ventas al por menor parecieron dar el martes señales de optimismo. Las ventas minoristas subieron un 0,5% en octubre con relación a septiembre, informó el Departamento de Comercio, superando las expectativas del mercado.

AFP