MADRID. Con paso cansino los clientes desfilan ante la ventanilla de un pequeño kiosco de la Gran Vía, principal calle comercial del centro de Madrid, para comprar su billete de lotería de Navidad, una vieja tradición que los españoles conservan férreamente a pesar de la crisis.



«No soy jugadora tradicional, sólo juego en el Gordo, más o menos 100 euros cada año», explica Begoña Ramírez, de 33 años, empleada del maltrecho sector de la construcción que compró cinco «décimos», como se conoce al precioso billete de lotería vendido a 20 euros la unidad (unos 26 dólares).

Una vieja tradición de casi dos siglos, en España el famoso sorteo del «Gordo» es un ritual prácticamente inevitable.



Familias, amigos y colegas pueden compartir el mismo número y se reparten las ganancias si la suerte les tiende la mano el 22 de diciembre, fecha en la que los alumnos del antiguo orfelinato de San Ildefonso de Madrid cantan los números ganadores.

«Me estoy gastando más que el año pasando, tengo ganas que me toque. Cien euros gastados pero también para compartir con la familia y los amigos», sostiene Victoria, una funcionaria de 48 años.

«Hay familias que lo están pasando muy mal económicamente por la crisis», añade.

Como Victoria, cuatro de cada cinco españoles probarán su suerte este año. Y a pesar de las estrecheces debidas a la tormenta económicas, el gasto promedio superará los 60 euros.

A una decena de metros de la Gran Vía, delante de las ventanillas de «Doña Manolita», los más supersticiosos están dispuestos a esperar horas para gastar sus a menudo magras economías en comprar billetes en este establecimiento, famoso por haber vendido varias veces el número ganador.

«Y dicen que hay crisis», masculla otro peatón, molesto porque la interminable cola que impide el paso a los viandantes.

El apego de los españoles a la tradición del «Gordo» permite en todo caso a la sociedad nacional de lotería recaudar una pequeña fortuna anualmente, el 70% de la cual se redistribuye entre los ganadores.

Se trata del sorteo más «generoso» del mundo, destaca Juan Antonio Gallardo, director comercial de la sociedad nacional de la lotería.

Un nuevo lote, que subió por primera vez este año hasta los 400.000 euros para el billete ganador, añade un gran número de décimos más puestos a la venta, lo que hace calcular que los ingresos alcanzarán nuevamente una nueva cima: 3.600 millones de euros (unos 4.700 millones de dólares), contra los 2.700 millones de 2010.

Pero el «sueño» de Navidad que anuncian los carteles pegados por toda la ciudad, no logran enmascarar la profunda crisis por la que atraviesa España.

Castigados por una tasa de desempleo que supera el 21%, los españoles esperan ahora padecer nuevas medidas de austeridad para 2012: el nuevo gobierno conservador de Mariano Rajoy prometió recortes de al menos 16.500 millones.

Prudentes, los compradores no olvidan eso.

«Gasto mucho menos que el año pasado, busco regalos prácticos», asegura Maria José Perez, 52 años, cargada con un saco de dormir inflable, un pijama y calzado deportivo para su hija de 16 años, a la salida de una gran tienda madrileña.

Una actitud que confirman dos estudios publicados recientemente.

Según la federación de usuarios y consumidores independientes (FUCI), los hogares españoles gastarán 560 euros para Navidad, es decir 114 euros menos que en el 2010.

«Un consumo frágil, frugal, fatigado», concluye por su parte un informe de la escuela de negocios española ESADE, que prevé una caída del 40% de los gastos de Navidad este año, entre 600 y 650 euros.

«Aunque también dejaremos hueco para pequeñas gratificaciones», precisa su autor, Gerard Costa. «Tampoco olvidaremos tradiciones como la lotería y las comidas familiares», concluye.

AFP