WASHINGTON. Estados Unidos condenó el jueves el contenido de un video en el aparentemente unos soldados estadounidenses orinan sobre cadáveres de insurgentes afganos, unas imágenes que, sin embargo, no afectarán a las negociaciones de paz, dijeron los talibanes.



Un portavoz de los Marines, el teniente coronel Joseph Plenzler, dijo que habían «identificado la unidad» pero que no podían «desvelar el nombre (…) en estos momentos porque el incidente está siendo investigado».

Este video, probablemente grabado durante una operación en Afganistán, muestra a cuatro hombres vestidos con el uniforme norteamericano que se ríen mientras orinan sobre tres cuerpos ensangrentados.



El secretario estadounidense de Defensa, Leon Panetta, calificó de «absolutamente lamentable» la conducta de los hombres de la grabación, que circula ampliamente en internet.

«He visto las imágenes y encuentro el comportamiento (de esos hombres) absolutamente lamentable», señaló en un comunicado el jefe del Pentágono, quien dijo haber pedido al cuerpo de Marines y al comandante de las fuerzas internacionales en Afganistán, el general estadounidense John Allen, iniciar una investigación «inmediata y profunda» sobre este caso.

«Este comportamiento es totalmente inapropiado de parte de miembros del ejército estadounidense y no refleja en ningún caso los criterios y los valores que nuestras fuerzas armadas juran respetar», añadió.

«Las personas que tuvieron este comportamiento serán plenamente responsables de sus actos», precisó Panetta.

La filmación enfureció al presidente afgano Hamid Karzai, quien dijo sentirse «profundamente perturbado» por esta «profanación» de los cadáveres de tres afganos por soldados estadounidenses y exigió al gobierno norteamericano «el castigo más severo» para los culpables.

La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF) denunció un «inexplicable acto de falta de respecto que no concuerda con los altos niveles de moralidad que esperamos de las fuerzas de la coalición».

Por su parte, los talibanes denunciaron un «acto de barbarie». «Durante los diez últimos años, hubo cientos de acciones similares que no fueron reveladas», afirmó a la AFP uno de sus portavoces, Zabiulá Muyahed.

El cuerpo de infantes de marina de Estados Unidos anunció el miércoles la apertura de una investigación sobre esas imágenes, que recuerdan el escándalo de Abu Ghraib en 2004, cuando fotos de prisioneros iraquíes humillados por militares norteamericanos dieron la vuelta al mundo.

Varios casos similares de presuntas profanaciones por soldados (como rumores sobre un Corán tirado en un orinal, por ejemplo) o la publicación por diarios occidentales de caricaturas de Mahoma desencadenaron en los últimos años la cólera en Afganistán, así como manifestaciones violentas y en algunos casos mortíferas.

«No creo que este nuevo problema afecte a las negociaciones» anunciadas con Estados Unidos, afirmó Muyahed.

El jueves, los talibanes aseguraron que «la yihad (guerra santa) no se detendrá», aunque reconocieron una «intensificación de los esfuerzos políticos» con la comunidad internacional para poner fin al conflicto que enluta a Afganistán desde hace más de diez años.

Recientemente, los guerrilleros afganos dijeron que estaban dispuestos, bajo ciertas condiciones, a abrir una oficina de representación en el extranjero, aparentemente en Catar, para iniciar negociaciones con Estados Unidos, un primer paso histórico de su parte desde fines de 2001.

«Nosotros sólo estamos en una etapa inicial en Catar. En este momento, se trata sobre todo de canje de prisioneros» con Estados Unidos, explicó el portavoz de los insurgentes, que desde hace más de dos años y medio tienen como rehén a un soldado norteamericano, y pusieron como condición previa a las discusiones la liberación de sus prisioneros encarcelados en la base estadounidense de Guantánamo.

Ese intercambio de prisioneros parece por ahora lejano, pues el gobierno de Estados Unidos exige como condición previa que los talibanes pongan fin a la violencia en Afganistán y que reconozcan al gobierno legítimo de Kabul.

Sin embargo, en el comienzo de este año los talibanes continuaron los atentados. El jueves, un kamikaze que conducía una coche bomba mató a cinco personas, incluyendo a un gobernador de distrito, e hirió a otras diez, entre las cuales había nueve policías, cerca de Kandahar (sur), según las autoridades locales.

AFP