Es la fecha en que todavía muchos dominicanos, incluyendo intelectuales, llaman al segundo apellido de nuestro Padre de la Patria diez, siendo Díez y sin tomar en cuenta que el primero (Diez), sin la tilde, es el número o cantidad que le sigue al nueve. Por lo menos aquí no es un apellido.



El segundo apellido de nuestro patricio, correctamente pronunciado (Díez), proviene de su madre, Manuela Díez, y el primero (Duarte) proviene de su padre, Juan José Duarte, quienes lucharon hasta el cansancio por darle una profunda y ejemplar educación.

Como dominicano me siento regocijado al hablar del hombre que con escasa edad empezó a hacer cosas por este país que a la sazón era una utopía de su parte, y que para muchos hasta lo tildaban de frustrado.



Conjuntamente con otros hombres, este prócer, y teniendo apenas 25 años de edad, crea en 1838 la Sociedad Secreta – La Trinitaria, con el fin y objetivo de iniciar la lucha por la independización de República Dominicana del yugo haitiano que inició en 1822.

La sociedad dominicana, en pleno, debe rendir un justo y notorio homenaje a este gran hombre, cuyo interés únicamente era hacer de esta, una sociedad de respeto, y que las generaciones subsiguientes a él y sus compañeros de entonces encontraran un país de valor como fue su sueño.

Sin embargo, tomando en cuenta este párrafo anterior, lamentamos mucho cómo nuestros hombre y mujeres que hoy están al frente de la cosa pública, actúen por actuar y punto, sin tomar en cuenta el sueño y legado de este pro-hombre, a quien le cabe todos los sinónimos en aras de engrandecerlo. Como dominicano, no me avergüenzo de ello.

Es oportuno resaltar que uno de los sueños de Juan Pablo Duarte y Díez, era ver los ayuntamientos, la municipalidad como el “Cuarto Poder”, que se le dé la mayor importancia posible a este sector, lamentablemente no es así, y es lo que hoy deberíamos emular, seguir y copiar. Atención alcaldes y alcaldesas.

Esta es una fecha que nos motiva para hacer el llamado a nuestras autoridades de priorizar la presencia de los símbolos patrios, incluyendo el propio canto que acostumbrábamos escuchar al medio día en nuestras ondas hertzianas cuando solíamos salir del colegio.

No puedo obviar el gran trabajo que junto al patricio realizaron Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Felipe Alfau, entre otros (los dos primeros con calidad de padres de la patria) y que son parte esencial del gran proyecto que soñó Duarte, que lamentablemente hoy día no lo vemos reflejado en nuestra sociedad.

Tampoco puedo obviar, y lo resalto con mucho orgullo, que pertenezco a la Provincia Duarte (San Francisco de Macorís) donde para esta fecha siempre se le hace un solemne homenaje a quien en verdad merece eso y más.
¡Qué grande fue Duarte!

Por Robinson Galvez Lay