Por Robinson Galvez



A raíz de las heridas abiertas en el PRD, producto de la convención interna, siempre fuimos de opinión que mientras los seguidores, tanto de Hipólito Mejía como de Miguel Vargas, continuaban haciendo leña del árbol caído, esas heridas se abrirían más y sin remedio.

Muchos olvidan que en política, sobre todo en la nuestra, todo pasa, puede pasar y nada nos puede sorprender, por las tantas cosas que hemos visto a través de los años, llevándonos inclusive a la decepción total.



Con errores o no, Miguel y su gente perdió de Hipólito, y con errores o no Hipólito y su gente han hecho que el primero se aleje más de la integración a la campaña de su partido. El Revolucionario Dominicano.

Ahora bien. En virtud de que ha habido errores de parte y parte, lo que ya en política es normal, lo único que queda es resolver ese gran problema, problema provocado por los propios protagonistas del evento. Hipólito y Miguel.

Si Miguel Vargas e Hipólito Mejía se reúnen solos, sin nadie más, las cosas pueden tomar otro giro, apostando inclusive que de ahí saldría algo positivo, por tratarse de los únicos que pueden sacar una conclusión definitiva que puedan arrojar luz al respecto.

Estoy tan convencido de ello que, conociendo la idiosincrasia de nuestra política, y el estilo de cada uno de ellos, podrían devolver la alegría esperanzadora de ese partido, cuyos militantes, tanto de la base como de la cúpula, esperan ver la luz a la salida del túnel.

Los dos deben pensar lo que podría repercutir, debido a su accionar en un futuro venidero, porque si bien es cierto que el presidente del partido blanco está renuente a participar en la campaña, no menos cierto es que el candidato ha dado muestra de desinterés en ese sentido.

Recordando lo que pasó con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el Revolucionario Dominicano debe tomar medidas para que no ocurriese lo propio, dejando al final un solo partido en el escenario, en este caso el de la Liberación Dominicana.

El PLD apostó dividir y acabar con el PRSC, para así buscar fortalecer una buena parte de la franja de aliados, logrando con ello que muchos reformistas fueran, inclusive, sus fieles y defensores aliados, tanto para las elecciones congresuales y municipales como para las presidenciales o generales.

El llamado es para que en ese sentido recapaciten y no se dejen llevar de lo dicho por los enemigos y resuelvan sus problemas de forma interna y encerrados.

¡Déjen a Hipólito y a Miguel solos y tranquilos, es lo que más conviene!

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