Una indeterminada cantidad de envejecientes cada día debe acudir a las calles donde se ampara en la caridad pública para sustentar sus gastos de salud y alimentación; mientras que otros coexisten a la intemperie por no tener un hogar, ni parientes con la capacidad para darle un techo y garantizarles otras necesidades prioritarias.

La miseria en que conviven no les deja otra alternativa que no sea recurrir a las dádivas de personas caritativas, recursos que utilizan para adquirir entre otras cosas medicamentos y comida.



Algunos se trasladan desde puntos lejanos e incluso van de una provincia a otra. En ciudades como el Distrito Nacional y las provincias Santo Domingo y Santiago se instalan en las intercepciones de mayor tránsito y lugares donde concurren muchas personas, a quienes les suplican una limosna.

De acuerdo al último Censo Nacional de Población y Familia, un 6,5% de los habitantes dominicanos pasan de los 65 años de edad. O sea, el país cuenta con 649,703 envejecientes, de los cuales el Estado solo ampara unos 20,000.



La asistencia se realiza a través de la Dirección General de protección a la Vejez, del Ministerio de Salud Pública, que en los últimos años ha instalado al menos 37 casas para acoger adultos mayores , denominadas Hogares de Día, donde les ofrecen servicios de salud y alimentación.

Los hogares están situados en las zonas más deprimidas del país, como ciudades de la zona fronteriza, la línea noroeste y barrios empobrecidos del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, donde ingresan las personas que lo ameriten.

Cada casa recibe a 50 de estas personas, que llegan desde las 8:00 de la mañana y se retiran a las 4:00 de la tarde. Aquí cuentan con médicos y psicólogos, además, poseen área de recreación con televisión, equipo de música y mesa de dominó, para su entretenimiento.

En total los hogares protegen a unos 1,850 abuelos, pero el programa auxilia a unos 12,000 más, a los cuales asiste directamente en sus hogares con alimentos y medicinas.

Salud Pública también sustenta 28 asilos que son administrados por la Iglesia Católica. Estos, a diferencia de los hogares de día, ingresan los ancianos de forma permanente.

Por el periodista Víctor Núñez para Dominicanoshoy.com