MÉXICO.  El magnate mexicano Carlos Slim, quien se mantiene al frente de la lista de ricos Forbes por tercer año consecutivo, con una fortuna de 69.000 millones de dólares, ha consolidado su imperio sustentado en las telecomunicaciones en América Latina gracias a sus fuertes inversiones.

La publicación estadounidense estimó que en 2011 su fortuna era de 74.000 millones de dólares, la cual se vio a afectada por la crisis financiera internacional y la devaluación del peso mexicano. Aún así, este año supera por unos 7.000 millones de esa divisa las arcas de Bill Gates, el fundador de la gigante Microsoft.



En diciembre el conglomerado de Slim anunció inversiones en Brasil por unos 5.555 millones de dólares, principalmente en telecomunicaciones. El martes otro de sus holdings, el Grupo Carso, anunció que invertiría cerca de 4.700 millones de dólares este año solamente en México.



El sector de las telecomunicaciones es destino de la mitad del total de esas inversiones, para lo cual se planea la construcción de «30.040 kilómetros de fibra óptica adicionales a los más de 122.200 kilómetros existentes».

Las inversiones también tendrán como fin la construcción de centros comerciales, viviendas, oficinas, centros de entretenimiento, salud y educación.

Slim, descendiente de libaneses y de 72 años, amasó su fortuna con la empresa Teléfonos de México (Telmex) que compró al gobierno en 1990, prácticamente en quiebra, y la convirtió en la más grande y sólida del país. Adquirir firmas en ruina ha sido una de sus fórmulas para engrosar su bolsillo.

Después de Telmex incursionó en la telefonía celular con Telcel, que también se convirtió en la empresa dominante en México y ahora es desafiada por otras empresas de móviles y televisión por cable, que lo han demandado por las condiciones que se les imponen para acceder a las redes de la empresa de Slim.

El gobierno impuso a Telcel el año pasado multa récord de 1.000 millones de dólares por «prácticas monopólicas sospechosas», aunque Slim aún no ha sacado un peso para pagarla pues apeló la decisión.

Por el contrario, Slim se vió favorecido por esa decisión de la comisión que vigila la competencia empresarial en México, que en enero bloqueó la posibilidad de que las dos principales cadenas de televisión abierta de México, Televisa y TV Azteca, se unieran para prestar servicios de telefonía celular.

En el resto del continente, donde su empresa América Móvil tiene 225 millones de clientes en 18 países, Slim ha conseguido autorizaciones para prestar el llamado «triple-play» un paquete que permite combinar los servicios de telefonía, internet y televisión.

Pero sus intentos por acceder a la posibilidad de ofrecer servicios de televisión en México fueron bloqueados.

El hombre más rico del mundo inició su carrera empresarial cuando tenía diez años y empezó a vender dulces y bebidas a su familia. Luego se hizo cargo de las empresas familiares y expandió sus actividades mediante una agresiva política de invertir en compañías en crisis para convertirlas en rentables.

En México su imperio es omnipresente: incluye tiendas, restaurantes, empresas de construcción, minería y servicios bancarios, que se han expandido por el resto de América Latina, de la mano de la telefonía.

Según sus biografos, Slim es un hombre que le gusta pasar el mayor tiempo posible con su familia y disfruta de una vida sencilla; se ha puesto un salario de 24.000 dólares y viaja en una camioneta. Fanático del béisbol, Slim ha dejado el día a día de las operaciones de sus empresas a familiares y socios.

Cuenta con la colección privada de arte más grande de América Latina, que incluye unas 300 obras del escultor francés Auguste Rodin, muchas de las cuales están ahora en exhibición en el Museo Soumaya, el nombre de la difunta esposa, inaugurado el año pasado y parte de un plan de desarrollo urbano en la capital mexicana valorado en 800 millones de dólares.

AFP