Hace unas semanas, un destacado comunicador y abogado de Santiago, Marcos Martínez, sacó a relucir durante su programa de televisión, documentos que supuestamente acreditan la titularidad de la primera dama de la República Dominicana, Margarita Cedeño de Fernández, de una cuenta millonaria en euros, en un banco de Europa.



Como era de esperarse, llegó la reacción de la primera dama y sus acólitos, tildando la denuncia como un acto de campaña sucia, el cual estaba dirigido por un sector del PRD, con el fin de denostar la figura pública de la primera dama y candidata vicepresidencial del PLD y así tratar de restarle votos a la formula oficialista, de cara a las elecciones a efectuarse el 20 de mayo de este año.

Sus compañeros del PLD, señalaron que esa denuncia se constituía en un atropello a la mujer dominicana, porque se estaba tratando de difamar a una mujer, dejando entrever que la denuncia la hacía un hombre, convirtiendo así una denuncia de corrupción, en un asunto de género, con el fin de descarrilar la legitima aspiración política de una mujer. Con ello, se intentó victimizar ante sus correligionarios y los indecisos a Margarita Cedeño de Fernández, y de esa forma sacarle cuerpo a la denuncia, y ganar réditos políticos a la maniobra de defensa de ésta.



Sin embargo, a raíz del reportaje de la periodista Nuria Piera, la ruta de los millones, dónde en un ejercicio cronológico y estadístico , ella muestra la forma meteórica de como el senador, Félix Bautista ha acumulado fortuna, ha puesto a los mismos que acusan a Marcos Martínez, de denostar a la mujer con su denuncia de los dineros de Margarita, a enfilar los ladridos del insulto, contra una periodista que ha denunciado la corrupción administrativa, en todos los gobiernos que han pasado por el país en los últimos años.

Debería darles vergüenza a los eunucos morales, que hoy como jauría persiguen a las personas que ellos consideran fuentes de Nuria, para el reportaje la ruta de los millones. Al parecer no han podido encontrar ningún hecho que menoscabe la integridad moral y humana de Nuria y se dedican entonces a perseguir a quienes consideran le aportan las pruebas documentales para que ella ejerza su trabajo.

En un país donde los cuerpos de seguridad lo que aportan es más inseguridad, se ve de pésimo gusto que quieran coartar la libertad de informar, que tiene una ciudadana de la trayectoria de vida de Nuria Piera, quien contrario a los interéses legítimos de la primera dama, no tiene intereses partidistas que aupar y defender.

Es de moral relajada pedir respeto por un asunto de genero por la primera dama, cuando se le niega a otra mujer, cuyo único pecado es el de hacer reventar ollas podridas, de esas que tratan de esconder los políticos timadores de oficio. Nuria no está sola, tiene la solidaridad y simpatía de todos aquellos que no tienen sus manos y conciencias manchadas por la corrupción.

Por Jackson Pichardo comunicador residente en Nueva York.