¿Qué pasa cuando el invitado sorpresa a cenar, resulta ser el hombre más buscado del mundo? Un año después de la muerte de Osama bin Laden, dos hombres contaron a M Ilyas Khan de la BBC cómo llegaron a albergar al entonces líder de Al Qaeda.



Una noche, en el verano de 2010, en la periferia de la región de Waziristán, en el noroeste de Paquistán, una media docena de hombres de una familia tribal esperó con nerviosismo la llegada de un invitado cuya identidad no conocían.

Habían sido alertados de esta visita semanas antes por alguien que describen simplemente como una «persona importante». No se les dio ningún nombre, y la hora exacta de la llegada del huésped se transmitió pocas horas antes.



A eso de las 23:00 horas, cuando todo el mundo alrededor de ellos se encontraba durmiendo, se oyó el ruido de los vehículos aproximándose.

«Una docena de jeeps de grandes ruedas entró en el recinto», recuerda un anciano de la familia.

«Parecía que venían desde distintas direcciones».

Uno de los 4×4 condujo hasta cerca de la terraza, y de su asiento trasero apareció un hombre alto y de aspecto frágil. Llevaba túnica y un turbante blanco.

Los hombres que esperaban no podían creer lo que veían. De pie delante de ellos se encontraba nada menos que Osama bin Laden, el hombre más buscado del mundo.

«Nos quedamos mudos», dice el anciano. «Era la última persona que esperábamos ver aparecer en nuestra casa».

Se mantuvo al lado del vehículo durante un tiempo estrechando manos. El anciano explicó que besó su mano y la apretó contra sus ojos en un gesto de reverencia.

Entonces, poniendo su mano sobre el hombro de uno de sus asistentes, el líder de Al Qaeda entró en la habitación que habían preparado para él.

Amable y educado

Esto ocurrió exactamente un año antes de que Osama bin Laden muriera en una operación secreta estadounidense en la ciudad paquistaní de Abbottabad, ubicado a unos 300 km al noreste de este lugar remoto.

La conmoción de su muerte hizo que uno de los anfitriones de la cena contara a sus amigos cercanos sobre esta visita inesperada, que es como llegué a enterarme de la misma.

Después de un poco de persuasión, tuve la oportunidad de hablar con dos de los hombres que conocieron a Bin Laden en esa ocasión. Ambos solicitaron que sus nombres y la localidad se mantenga en secreto.

Contaron que, durante las tres horas que bin Laden pasó con ellos, oraron, descansaron y comieron chuletas de cordero, pollo al curry y el arroz que habían preparado para él y su séquito.

Durante todo ese tiempo, sus anfitriones no les permitieron abandonar el recinto, o dejar entrar a nadie. Varios hombres armados tomaron posiciones en la puerta principal, a lo largo de las paredes y en el techo.

Hubo una conmoción leve entre los guardias, cuando uno de los anfitriones pidió que permitieran a su padre de 85 años de edad ver a Bin Laden.

«Consideren esto como su deseo antes de morir», suplicó. El mensaje fue transmitido a Bin Laden, quien accedió a ver al viejo patriarca.

Cuatro hombres armados escoltaron al hijo a su casa a buscar a su padre. Al anciano sólo se le dijo acerca de la presencia del invitado una vez que estuvieron de vuelta en el interior del recinto.

El anciano pasó 10 minutos con él, mostrándole su admiración y ofreciéndole oraciones, todo en su idioma natal, el pastún, que aparentemente Bin Laden no entendía.

Este y sus hombres partieron de la misma forma en la que habían llegado. Los 4×4 salieron en diferentes direcciones dando a sus anfitriones pocas posibilidades para determinar qué camino tomó el vehículo de Bin Laden.

Aunque mis interlocutores fueron bastante abiertos sobre los detalles de la visita, no quisieron hablar sobre la identidad del «hombre importante» que les había pedido que recibieran a Bin Laden. También se mostraron reacios a compartir información sobre quién más estaba en la comitiva.

Incógnitas

Tras su muerte, un año más tarde, funcionarios paquistaníes y estadounidenses insistieron en que el jefe de Al Qaeda había vivido en aislamiento total durante casi cinco años, sin abandonar su recinto de Abbottabad.

Pero este parece no ser el caso. Y muchas preguntas siguen sin respuesta.

La zona donde se presentó en el año 2010 se encuentra en el centro de un vasto territorio tribal que era, y hasta cierto punto sigue siendo el foco de una serie de operaciones militares contra militantes.

Las tropas estacionadas en el país estaban en alerta máxima y se habían establecido docenas de controles de seguridad para vigilar a los viajeros a lo largo de las rutas regulares y frecuentado en raras ocasiones.

Entonces, ¿cómo pasó Bin Laden esos puestos sin ser detectado?

Los paquistaníes siempre han negado tener conocimiento de su paradero o la prestación de cualquier tipo de apoyo a Bin Laden.

También está la cuestión de quién planeó su itinerario, cuál era el propósito de su visita y, sobre todo, con qué frecuencia hizo visitas nocturnas a los ejércitos desprevenidos.

BBCMundo