Al leer la noticia del anuncio de tu retiro, pasaron muchas cosas por mi mente, luego de varios minutos de silencio y tras asimilar el informe pensé en el impacto que sería para el deporte Dominicano y de manera particular al volleyball la magnitud de este inesperado anuncio.



Está de más decirte que eres mi jugadora favorita, la que me gusta ver en juego, la que pone en calma los nervios con solo verla en el tabloncillo, pero también la llama que enciende la pasión en cada ataque. Recuerdo que nunca seguí el volleyball hasta que en los juegos panamericanos del 2003, tú y las muchachas hicieron que creciera en mi el orgullo y amor por la selección femenina de volleyball en cada juego fue un camino que recorrimos juntos hasta llegar a la meta y al profundo gozo al derrotar a Cuba, a partir de ahí comencé admirar el gran trabajo del proyecto, el cual debería ser asumido como un designio de primer orden y prioridad del país.

Ya volviendo a ti, es imposible para mí no pensar en qué pasará con el equipo cuando el numero 10 no esté volando en la cancha rompiendo defensas para hacer los puntos o llamando a las chicas a jugar duro en momentos donde el contrario se hace fuerte, eres de las personas que uno quisiera que fueran eternas que no les permitieran el retiro, que siempre estuvieran en la cancha. Representas lo mejor de nuestros atletas, lo más puro de nuestras mujeres, lo más fuerte de nuestro pueblo, tu juego te ha llevado a ser la bandera donde quiera que has estado y nos has puesto en el lugar más alto de la cancha con cada uno de tus saltos.



Te deseo lo mejor en cada momento de este nuevo camino, que puedas ver la bendición de Dios en tu vida y prosperado el fruto de tu trabajo, que el te guarde, te de el privilegio de tener tus hijos que son su herencia y te permita usar los dones que te ha dado para que puedas discipular a otras por medio de tus conocimientos y transmitirles tu experiencia tanto dentro como fuera de la cancha y esto provoque en ella el desear ser tan buenas atletas y persona como tú, que bueno que es a ti que te toca, mejor que tu nadie para transmitir este legado.

Gracias Milagros Cabral por ser un ejemplo dentro y fuera de la cancha, por poner tu talento al servicio de nuestro país, por subir de nivel a nuestro deporte, por llevar la bandera Dominicana a lugares que nunca estuvo, gracias por cada punto, cada risa, cada lagrima, cada lesión, cada gota de sudor que nos has regalado.

¡En hora buena! sal a la cancha número 10, salta alto, bien alto, que Londres te espera para hacer sonar el himno Dominicano en honor a tu despedida.

Con admiración. Alexander Pérez

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