Escasos días nos separan del día marcado para las elecciones en República Dominicana, donde se ha de votar para cambiar al presidente de la república y elegir los diputados de ultramar. Hemos tenido una campaña huérfana de propuestas, con mucho ruido mediático y con hechos de violencia que han enrarecido el ambiente electoral, en diferentes puntos de la geografía nacional.

La realidad es que el despilfarro de recursos económicos en este proceso comicial, contrasta profundamente con la realidad económica de la gran mayoría del pueblo, el cual tiene que reinventarse cada día para dar la batalla de la supervivencia, esto si no se desespera, y se monta en una yola para irse a Puerto Rico, o tiene la suerte de buscar una visa para irse a donde sea.



Lo realmente maravilloso de este cuadro macondiano, es que las bases de los principales partidos están participando de manera gozosa en la campaña electoral, sabiendo que después del 20 de mayo la situación económica va a empeorar bastante, debido a los gastos excesivos, que hacen los dos principales bandos en contienda, con el fin de mantenerse o acceder al poder.

Tanto el PLD, como el PRD, están gastando sumas fabulosas, destinadas al clientelismo político, dentro de los cuales el PLD lleva la delantera por diferencia abismal, al tener el control del presupuesto público de la nación.



Ya en estos días, empiezan a aflorar las preocupaciones de la altas dirigencias de algunos partidos, acerca de la nociva práctica de compra de votos de los contrincantes, para de esta forma tratar de vulnerar la voluntad popular. Es de público conocimiento, que en esta práctica han incurrido todos los partidos políticos que han gobernado el país, desde 1966 hasta la fecha.

Mucha gente del pueblo, que de una forma u otra, sabe cuál ha sido el uso que se le ha dado a nuestra democracia, que no ha tenido acceso a una educación moral en sus hogares y escuelas, que observan el comportamiento camaleónico de los principales líderes del país, sus prácticas corruptas, la ausencia de una ideología en éstos, opta por sacarle lo que ellos entienden un beneficio’’ practico’’, a las elecciones, porque arguyen, los que van a ir al poder, van a ‘’robar’’ de todas formas.

Mientras que se sataniza la venta de votos, todos tratan de comprar la conciencia de los electores que estén dispuestos a venderse sea a cambio de mucho, o de un plato de arroz con espaguetis. Vemos las volteretas digna de gladiadores de lucha libre, que hacen los principales dirigentes de todos los partidos, como cambian de bando a plena luz del día, viendo esto, no nos debemos extrañar que los simpatizantes se busquen ‘’lo suyo’’, el día de las elecciones también.

Cuando los líderes políticos no dan el ejemplo moral a sus pueblos, y al contrario se dedican a corromperlo, es que cosechamos el desastre social y moral que vive la República Dominicana hoy.

Mientras, seguimos como Pablo Pueblo.

Por Jackson Pichardo