PARÍS. Hacer mover un robot con forma de brazo articulado con el pensamiento ya no pertenece a la ciencia ficción: la hazaña fue realizada por un equipo de investigadores en Estados Unidos y revelada este miércoles por la revista Nature.

Tetrapléjica desde los 14 años tras un accidente vascular cerebral, Cathy Hutchinson, de 58 años, pasará tal vez a la posteridad por haber logrado mover un brazo robotizado para tomar un café, gracias a una micro red de electrodos implantados en su cerebro.



«Fue la primera vez en más de 15 años que logró tomar algo por voluntad propia. Nunca olvidaré la sonrisa en su rostro», explicó el neurólogo Leigh Hochberg, del Hospital General de Massachusetts (MGH) de Boston, principal responsable del experimento.



La hazaña consistió en que Hutchinson accionara a distancia, gracias a señales captadas en su corteza cerebral motora –que controla los movimientos voluntarios– un brazo articulado colocado frente a ella, para tomar una botella llena de café y llevarla a sus labios.

El experimento, en parte financiado por el organismo norteamericano de investigación de salud NIH, buscaba evaluar la seguridad y la eficacia del sistema BrainGate de interfase entre el cerebro y robots de asistencia para personas minusválidas.

En una primera etapa, el mismo grupo había demostrado, hace seis años, que personas paralizadas pueden desplazar un cursor en una pantalla con el pensamiento.

Los sistemas de implantes cerebrales permitieron a Hutchinson –y a otro paciente tretrapléjico, Robert, de 66 años– ejercer un control suficientemente fino sobre el brazo robotizado para tomar un objeto blando.

El sistema consiste en una red de un centenar de electrodos, cada uno del tamaño de un cabello, implantados en el cortex para captar las señales del cerebro y transformarlas en comandos digitales destinados al robot.

Hutchinson explicó que el ejercicio finalmente no resultó cansador: «Al principio tenía que concentrarme en los músculos que necesitaba. Pero me acostumbré rápidamente».

Los científicos esperan perfeccionar el brazo robótico para que funcione de manera más armoniosa y realice tareas aún más complejas.

«Estamos impacientes por hacer progresar la tecnología para que algún día podamos reconectar el cerebro directamente a un miembro (paralizado) o a una prótesis», explicó el especialista en neurociencias John Donoghue, de la universidad norteamericana Brown.

«Habremos alcanzado nuestros objetivos el día en que alguien que haya perdido su movilidad a causa de una lesión neurológica o una enfermedad pueda interactuar plenamente con su entorno sin que nadie sepa que utiliza una interfase entre su cerebro y una computadora», explicó. Faltan muchos años para lograrlo, pero «menos de una década», aseguró.

Los científicos norteamericanos recibieron un gran aliento al constatar que tras su accidente vascular cerebral, Hutchinson «todavía era capaz de generar toda la actividad neuronal necesaria para hacer movimientos precisos, complejos y en tres dimensiones».

El estudio es una colaboración entre el Departamento norteamericano de Veteranos de guerra, la Universidad Brown, el Hospital General de Massachusetts, la escuela de medicina de Harvard y el centro aeroespacial alemán (DLR).

En mayo de 2011, un equipo de neurocirujanos norteamericanos lograron que un parapléjico se levantara, moviera sus piernas y caminara gracias a electrodos implantados en la parte inferior de su espalda.

AFP