Argentina. Pablo Albarracini tiene 38 años y fue baleado en un robo. Para seguir viviendo necesita una transfusión de sangre, pero un testamento que hizo como Testigo de Jehová no lo permite. La Justicia lo avaló.



Sin embargo, su papá, Jorge, lucha contra el testamento y busca por vías judiciales que su hijo no muera. «En 2008, cuando mi hijo ingresó a la congregación de los Testigos de Jehová, le hicieron llenar un formulario preimpreso en donde asume que, en caso de ser hospitalizado, no acepta transfusiones de sangre», comentó al diario Clarín.

Entonces, Jorge presentó una medida cautelar urgente y el juez Horacio Maderna Echegaray la autorizó con estas palabras: «Considero que debo hacer lugar a la medida peticionada, es decir, autorizar las transfusiones de sangre necesarias para salvarle la vida al paciente , que no puede tomar decisiones propias. Dado su estado de salud, no se debe permitir el suicidio lentificado».



Sin embargo, la esposa de Pablo y un grupo de Testigos de Jehová fueron al hospital con el acta firmada por Pablo y la transfusión no se realizó.

Tras una apelación, la Justicia argumentó que la Ley de Derechos del Paciente permite dejar directivas anticipadas «salvo las que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas”. Y que rechazar una transfusión «no busca el suicidio sino mantener incólumnes las ideas religiosas que profesa».

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