Washington Heights es uno de los barrios más humildes en la ciudad más opulenta del planeta. Pero la pobreza de los habitantes de esta comunidad neoyorquina contrasta con su poder electoral.



Ubicada en el extremo norte de Manhattan y habitada principalmente por inmigrantes dominicanos, se ha convertido en un codiciado botín electoral que cortejan políticos de dos países.

República Dominicana se alista a elegir presidente este domingo. Los 674.000 dominicanos de Nueva York ponen más votos para las elecciones presidenciales que 20 de los 32 distritos electorales de la isla.



Por eso no sorprende que los dos candidatos con más opciones, Hipólito Mejía y Danilo Medina, hayan montado enormes operativos electorales en la Gran Manzana pues saben que, en una elección reñida como la actual, el ganador podría definirse en Manhattan. «Para ganar en primera vuelta, necesitan del voto en el exterior», asegura a BBC Mundo la catedrática Ramona Hernández, directora del Centro de Estudios Dominicanos del City College de Nueva York.

Votando en dos países

Los dominicanos tienen el derecho a votar en el exterior desde 2004, pero en los comicios anteriores, en 2008, las elecciones cayeron en un día laboral en Estados Unidos, lo que habría desincentivado la participación.

Esta vez, con las elecciones programadas para el domingo, esperan que el voto dominicano de ultramar se haga sentir con toda su fuerza.

Pero los votantes de este barrio, que empiezan a influir en Santo Domingo, también quieren hacerlo en Washington. Buscan llevar por primera vez al Capitolio federal a un Dominicano-Americano.

El aspirante, Adriano Espaillat, tiene un rival de peso en su intento por obtener el escaño que representa a esta región. El congresista afroamericano Charles Rangel ha sido reelegido por ese distrito a la Cámara de Representantes en 20 ocasiones consecutivas y no pierde una elección desde 1970. Nuevamente, los votos dominicanos de Washington Heights serán cruciales para definir quién será el ganador de las elecciones primarias demócratas que ambos pelearán en junio próximo.

Llamada por llamada

Por el momento, sin embargo, el barrio dominicano dedica la mayoría de su atención a las elecciones presidenciales de la isla. BBC Mundo estuvo en la sede regional de la campaña de Danilo Medina, un local grande flanqueado por tiendas de productos típicos dominicanos.

En un «call center» ubicado en una de las salas del complejo, nueve voluntarios recibían en promedio 200 llamadas diarias de dominicanos que quieren enterarse de cómo y dónde pueden votar el domingo 20 de mayo.

Hay poco más de 103.000 dominicanos inscritos para votar en Nueva York, aseguró a BBC Mundo Frank Cortorreal, coordinador general de campaña en el estado de Nueva York.

Muchos de ellos salieron a marchar el sábado pasado en el cierre de campaña por la emblemática calle de Broadway.

«Para nosotros la política es algo típico, la llevamos en la sangre, como el merengue», aseguraba a BBC Mundo uno de los participantes en la marcha, Cirilo Matta.

Y ciertamente había mucho merengue en el acto político, saliendo a todo volumen de los equipos de sonido de los autos que acompañaban el desfile. En el arranque de la marcha, la algarabía causaba perplejidad entre los paseantes de los distritos más turísticos del centro de Manhattan. Pero a medida que el desfile avanzaba hacia su destino en el norte de la ciudad, la música encajaba mucho mejor en su entorno, el barrio dominicano.

Al final, todos trataban de estimar, sin ponerse de acuerdo, si su marcha había sido más grande que la llevada a cabo la semana anterior por el candidato opositor, Hipólito Mejía. Según la campaña de este último, habrían participado en ese desfile más de 10.000 personas cantando el distintivo lema del candidato: «Llegó papá».

«Simbiosis»

La sede de la campaña de Hipólito Mejía en Nueva York, en el mismo barrio de Washington Heights, es otro hervidero de actividad.

Ahí, el coordinador de la campaña para América del Norte, Luis Eludis Pérez, le aseguró a BBC Mundo que su trabajo electoral en Estados Unidos es distinto y más arduo que el que se practica en República Dominicana.

«Aquí no hay posibilidad de que se compre a tal o cual persona, por eso el voto nuestro es un voto duro», apuntó.

Pero es optimista frente a lo que puede hacer un político dominicano en campaña en pleno centro de Nueva York.

«Hacemos una simbiosis de la política folclórica de nuestro país, en la que las caravanas, marchas, bandereos y desfiles, son la muestra más clara de la movilización de las personas, y aquí, donde se hace una política un poco mas fría, mas serena, utilizando los medios electrónicos, la televisión e internet», señala Pérez.

BBCMundo