Nueva York. Muchos dueños de animales terminan pareciéndose a ellos, pero algunos estadounidenses llevan al extremo el ideal estético, al punto de regalar a sus mascotas mascarillas de belleza e incluso la implantación de testículos.



En el spa Downtown Doghouse de Manhattan, Hops, un pequeño bichón maltés acaba de hacerse un brushing, una mascarilla de arándanos y un cepillado de dientes con pasta con sabor a pollo.

La peluquera de animales Ani Corless lo ve como algo absolutamente normal para perros falderos. «Estas razas desarrolladas por humanos y requieren cuidados», explica.



Mientras le aplican la mascarilla, Hops vomita un poco, pero parece apreciar la atención que le brindan.

Sin embargo, otras prácticas, más extremas y dolorosas, han sido objeto de críticas en Nueva York.

Según la legisladora del estado Nicole Malliotakis, algunos animales están tatuados, les colocaron pendientes o aros en las narinas, mientras que otros sufren operaciones de cirugía estética, como un lifting o una liposucción.

Dueña de dos chihuahuas de nombre Peanut y Olympia, Malliotakis propuso una ley para prohibir operaciones estéticas en animales en el estado de Nueva York, denunciando «una forma de crueldad».

«Nunca se me ocurriría someter a mis perros a ninguno de esos procedimientos», explica a la AFP.

Pero Gregg Miller, fundador de la empresa Neuticles, considera que la legisladora exagera.

Su empresa radicada en Kansas City (Kansas, centro) se especializó en implantar testículos de silicona para animales castra