El Coco, Hato Mayor.- Lejos de los bateyes de Mata Palacio, a unos 7 kilómetros al sur de Hato Mayor, está “Trapiche El Coco”, considerado como el ingenio del melao, con más de 120 años de historia, 45 de ellos operando de manera ininterrumpida y donde semanalmente movido por la fama del dulce de caña, llegan decenas de turistas nacionales y extranjeros a saber del proceso artesanal del guarapo.



Con pocas cobijas, el trapiche de El Coco, una comunidad rodeada de miseria y carente de los servicios indispensables, es el escudo heráldico en la economía de la comunidad y atracción importante en la primera provincia ecoturística de República Dominicana. Es la única industria que se conoce en la comunidad.

En la pequeña y rudimentaria estructura se produce el guarapo, que luego mezclado con fárfaras de naranja en caldera a fuego rápido se convierte en melao melcochoso, utilizado para la fabricación de dulce de naranja, melcocha, caramelo, masita y dulce de naranja en amiba de importantes ciudades costeras de la región Este y mercado de Santo Domingo.



Aunque en el pasado existieron otros Trapiches en Hato Mayor y otros puntos del Este, es el de El Coco, el único que prevalece en el tiempo.

La estructura del viejo trapiche está confeccionado con tres rolos o masas, que es por donde pasan el bagazo de la caña y al triturarse o molerse va dejando caer el guarapo, que tomado crudo da una sensación al paladar de un jugo procesado.

La madera utilizada en el proceso es de algarrobo, que a juicio de Nazario Reyes Cueto, descendiente de Don Nazario Reyes, fundador del Trapiche de El Coco, ya fallecido, es la madera más resistente para el estiramiento de los bueyes.

Reyes Cueto no ha hecho más nada en su vida que no sea ser trapichero, tarea que inició desde que tenía seis años de edad, ayudando a pasar la caña a la máquina de madera.

Explica que cuando se le introduce poca caña a la masa, los bueyes solo tiene que dar una sola vuelta, que se establece en un espacio de cinco metros cúbicos.

Turistas van al lugar solo para probar el guarapo y ver como con tanta maestría dos bueyes, que se utilizan para girar la máquina artesanal, van girando alrededor de la pequeña caseta y el líquido va cayendo a un embase.

El artesanal ingenio funciona desde hace 45 años en el lugar donde actualmente estaba, pero antes estuvo más escondido y don Nazario Reyes (Padre) llegó a utilizarlo para fabricar el alcohol crudo, conocido como Triculí.

Es un ingenio sin chimenea, movido por la fuerza bruta de los bueyes, que en su movimiento van dejando el néctar de la caña y elevando el entusiasmo de quienes lo manejan, así como alegrando a quienes pueden disfrutar de ver este espectáculo del turismo sostenible en Hato Mayor.

La caña utilizada en el trapiche es producida en 40 tareas, propiedad de la familia Reyes en El Coco.

La tradicional molienda engalana al comunidad de El Coco, que semanalmente espera la visita de turistas, que entran en camaradería y van disfrutando del guarapo y después del dulce de melao procesado a alta temperatura en calderas.

La familia Reyes Cueto generalmente inicia la labor desde el mes de marzo de cada año.

PREPARACIÓN

Reyes explica que lo primero que hay que tomar en cuenta es la siembra de la caña en surcos, de tal forma que al llegar el verano la misma obtenga la suficiente consistencia para molerla.

“Sembramos la caña, la limpiamos de las malezas y dejamos que se desarrolle para luego llevarla al trapiche”, explica

Después de seis o siete meses, para mediados de febrero, entonces todo está listo para la molienda.

La molienda dura a veces hasta cuatro horas y se hace tanto en horario de la mañana como en la tarde, aunque a veces solo tienen como testigos el trinar de aves como el Ruiseñor, Chinchilín, Pájaro Bobo y otros que encantan con sus silbatos y galanteo a las féminas pájaras.

Mientras Reyes introduce la caña por el trapiche, su hijo Alberto de 13 años recoge el bagazo para meterla nuevamente y extraer la última gota del “guarapo” (jugo de la caña dulce exprimida).

Significó que aunque algunos turistas y visitantes nativos degustan uno que otro vaso del guarapo, la mayor parte del jugo de la caña se utiliza para preparar la miel.

LA MIEL

El guarapo o jugo de la molienda se cocina durante cinco y seis horas en calderas o pailas grande que atizada con leña.

“Cuando el guarapo empieza a hervir se le extrae la cachaza (primera espuma que suelta el zumo de caña al cocer) para eliminarle todas las impurezas”, explica Nazario Reyes Cueto, quien es un verdadero maestro en sus explicaciones y diestro en extraer el néctar de la caña.

Cuando el melao está en su punto más álgido de calentura se le apagan los tizones y se le añaden fárfaras de naranjas agria, para darle especial sabor con coco rallado y anís estrellado.

La miel que se obtiene se comercializa para preparar o hacer dulce de naranja, caramelo, melcocha, masita y otras exquisiteces que tanto gustan a nativos y turistas.

“El melao tiene su mercado asegurado en la zona turística de Bávaro en Higüey y mercado de Santo Domingo, lo duro es procesarlo, porque merece especial atención, para que no se te pase el punto del dulce”, explica.

RUTA DEL TRAPICHE

Dado el valor histórico, cultural y la atracción turística que envuelve la producción de melao y guarapo de caña de azúcar en la comunidad de El Coco, a unos 7 kilómetros al sur de Hato Mayor, el Ministerio de Turismo, trabaja en un proyecto para dejar establecida la anhelada Ruta del Trapiche, con la cual se busca dinamizar la industria del melao y atraer turistas nacionales y extranjeros.

En esa tarea está el viceministro de Turismo, Luis Simó, quien coordina el Plan de Desarrollo Turístico Comunitario, que ya ordenó la construcción de una nueva vivienda para la familia de Nazario Reyes Cueto, hijo de Don Nazario Reyes (fallecido), fundador del artesanal ingenio.

También ha sido integrado el pastor Carlos Soeggard, quien ha ayudado en la construcción además de un nuevo horno para el proceso higiénico del melao.

Se proyecta construir un restaurant del melao, con una enramada para el descanso de turistas, con un jardín en su entorno.

Los turistas podrán visitar el lugar y degustar el guarapo, saborear dulces y cocteles hechos sobre la base del guarapo, así como mermeladas de chinola y naranja producida en la comunidad.

“La idea es iniciar en Hato Mayor el agroturismo y motivar el desarrollo económico y social de El Coco”, apunto Simó.

El proyecto de ruta incluye jornadas de capacitación a la comunidad, con cursos de bartender, gastronomía, camareros, atención al cliente y alfabetización.

Por Manuel Antonio Vega