Simkins tenía experiencia en saltos. De vacaciones en Grecia con su chica, decidió saltar en paracaídas una vez más. La fatalidad quiso que quedara atrapado en un acantilado a 70 metros de altura durante tres horas en las que los servicios de emergencia fueron incapaces de rescatarlo, según publican varios medios británicos.



El joven londinense pudo, colgado del acantilado, chatear con su novia desde el móvil. Así dio la voz de alarma y pudo despedirse de su pareja. Simkins narró a su pareja, Annita, lo sucedido y que a pesar de la gravedad del accidente, solo se había herido en una pierna al chocar contra las rocas.

Una trabajadora que acompañaba a Annita mientras él permanecía colgado, ha narrado que el joven estaba tranquilo y bromeaba. Le dijo a su chica que bastaría con que los servicios de emergencia le tiraran una cuerda.



Antonis Potamitis, que había recogido a Simkins después de otros saltos, ha explicado que el joven londinense sabía lo que hacía y que no es comprensible que los servicios de emergencias tardaran tanto en el rescate.

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