En Taiwán usan los filos de las cuchillas para cortar carne como una forma de terapia que, según se dice, cura distintas enfermedades. Los «pacientes» hacen largas colas para hacer una sesión con el terapeuta, que afila el instrumento en una piedra mojada, pasando tintura yodada por toda la hoja.



El masaje chino con cuchilla es un tratamiento que probablemente sólo se esperaría sufrir en el mismísimo infierno, pero en realidad se dice de él que mejora la circulación sanguínea, libera la energía almacenada en el cuerpo y quita las toxinas peligrosas. El tratamiento es muy simple: todo lo que hace el terapeuta es agarrar dos cuchillas y pegarle al paciente repetidamente con el borde filoso. No hay sangrado ni nada que se le parezca.



El truco es manejar la fuerza con que se apoyan las cuchillas y no empujar ni tirar cuando tocan el cuerpo. El movimiento de arriba hacia abajo supuestamente libera energía estática, lo cual llevaría a la propia cura. «Chop, chop, chop y el dolor se irá» es el lema que los terapeutas de la cuchilla usan para convencer a los clientes.

Cada sesión dura 30 minutos y cuesta unos 15 dólares.

Fuente: Diarioveloz.com.ar