Yokamon Hearn, un negro estadounidense de 34 años, fue ejecutado este miércoles en Texas (sur) a pesar de haberse constatado que padecía problemas mentales desde su infancia y a las numerosas protestas contrarias a su ejecución, informaron autoridades penitenciaras.



Hearn, condenado a la pena capital a los 19 años por el asesinato de un hombre de raza blanca luego de secuestrarlo en un auto, fue declarado muerto por inyección letal a las 18H37 locales (22h37 GMT), según la misma fuente.

El estadounidense, que se encontraba en el corredor de la muerte desde hacía 14 años, fue diagnósticado con un handicap denominado síndrome de alcoholismo fetal, debido al abuso de alcohol de su madre durante su embarazo, y de graves negligencias durante la infancia que le provocaron problemas mentales, como pensamientos suicidas y daños cerebrales, según la organización tejana Standdown.



La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó este miércoles su última apelación, poco antes de la ejecución. El lunes una corte de apelación había dado luz verde a la ejecución al señalar que un recurso interpuesto por la defensa no había logrado reunir elementos que probaran su trastorno mental.

Hearn fue condenado a muerte en 1998 por el secuestro de un hombre blanco de 26 años en una estación de lavado de automóviles, y su posterior asesinato con 12 balas en la cabeza y en el pecho, en un terreno cerca de Dallas, según los documentos judiciales.

AFP