LONDRES. Se esperaba que los Juegos contribuyeran a dinamizar una economía británica en recesión, pero los profesionales del turismo muestran su decepción ante un centro de Londres desierto de visitantes que han preferido evitar la fiebre olímpica y los embotellamientos.



«No sé dónde están los turistas ni cómo se desplazan pero Londres parece una ciudad fantasma», se lamentó Steve McNamara, secretario general del sindicato de taxistas LTDA.

Según él, transcurrido casi un tercio de la competición, la actividad está en baja de entre 20 y 40%, una situación irónica cuando las autoridades advertían desde hace meses acerca de una saturación de la capital durante los Juegos.



Aunque no hay ninguna cifra oficial disponible sobre el impacto real del evento en la frecuentación de la ciudad, hoteles, restaurantes, teatros y comercios se quejan casi unánimemente de la bajada de actividad.

«De momento, el número de visitantes es considerablemente más bajo que hace un año», confirmó Tom Jenkins, director general de la Asociación de Touroperadores Europeos (ETOA).

«Londres tiene habitualmente alrededor de 300.000 visitantes extranjeros y 800.000 británicos diarios. Esta vez, se les ha pedido implícitamente que se mantuvieran alejados y es lo que han hecho», agregó.

Los turistas se asustaron aparentemente por la amenaza de unos transportes abarrotados y de unos hoteles a precios astronómicas durante la cita olímpica.

Y los casi 500.000 poseedores de entradas para las competiciones –una parte de los cuales vive ya en Londres– sólo compensaron parcialmente esta ausencia.

Del lado de los hoteles, las grandes cadenas se beneficiaron de las reservas de las delegaciones, sin alcanzar sin embargo un nivel excepcional.

«De hecho, constatamos reservas conformes a un buen verano en Londres», señaló el grupo InterContinental Hotels, propietario de marcas como Crowne Plaza o Holiday Inn.

Muchos visitantes parecen haber aplazado su viaje a la capital británica a después del 12 de agosto. La compañía aérea EasyJet señaló una caída de las reservas durante los Juegos y una recuperación tras el final de las pruebas.

El grupo International Airlines Group (IAG), nacido de la fusión de British Airways e Iberia, prevé por su parte una caída del tráfico en su rentable clase Business, una señal de que algunas empresas también han preferido frenar su actividad.

Sólo los trenes de alta velocidad Eurostar que unen el Reino Unido a Francia y Bélgica por debajo del canal de la Mancha señalan un aumento del 15% de las ventas durante el periodo olímpico, lo que obligó a agregar 40 trenes.

En estas condiciones, el impacto económico del mayor evento deportivo del planeta corre el riesgo de no estar a la altura de las expectativas del gobierno, que esperaba un impulso para el empleo y para una economía que se hunde en la recesión.

El primer ministro David Cameron estimó el impacto económico de los Juegos de Londres para el Reino Unido en más de 13.000 millones de libras (20.000 millones de dólares, 16.500 millones de euros), de los cuales 2.300 millones por el aumento del turismo.

Queda todavía la esperanza de unos efectos a más largo plazo, como ocurrió con Pekín y Barcelona, dos ciudades cuya fama mundial creció gracias a los Juegos.

Pero «Londres es ya una ciudad reputada por el turismo y las inversiones, y por tanto los beneficios que se pueden esperar de esta publicidad podrían ser más limitados», relativizó en un estudio el banco estadounidense Goldman Sachs.

AFP