Lo que sigue son dos mensajes sucesivos que recibí a través de Facebook y cuyas respuestas comparto con ustedes. Originalmente, no quise que saliera tan largo, pero me fue inevitable, ya me conocen. Me abstengo de dar nombres por motivos obvios; la redacción ha sido ligeramente modificada para facilitar la lectura. Los enlaces y el texto resaltado que aparecen no fueron incluidos originalmente sino que sirven para aumentar la información para ustedes, lectores de webdelhombre.com.



“Necesito ayuda; tengo un problema de índole sexual. Resulta que tengo una relación extra; yo soy casado pero con mi otra pareja, es decir mi amante, me cuesta trabajo mantener una erección. Sé que es un problema psicológico pero quiero saber como dar solución. Espero tengan una respuesta de ayuda para mí” (R).

R,



Eso se llama complejo de culpa. Sabes que lo que estás haciendo está mal y el temor a ser descubierto y/o tu conciencia moral hacen que te cueste concretar el acto. Es relativamente común en casos como el tuyo.

Desafortunadamente, la única solución para este tipo de cosas es estar con la conciencia limpia, es decir, terminar con tu esposa si lo que quieres es quedarte con tu amante.

Si quieres un consejo, define tu situación. El engañar a tu esposa trae consecuencias de las que la mayoría de veces los hombres no somos conscientes. No se trata sólo del hecho que te descubran, sino de cosas incluso aún más trascendentes. Por ejemplo, no sé si tengas hijas o no, pero si las tienes -o las llegas a tener algún día- ellas buscarán a alguien que se parezca a ti. Es la tendencia psicológica a buscar a alguien que se parezca a nuestro progenitor del sexo opuesto. Si no actúas limpio, ellas buscarán a alguien que se comporte como tú con tu esposa. Y eso implicará que, más tarde o más temprano, las engañen. Y que una hija venga a ti destrozada porque le han hecho daño es terrible. Desgraciadamente muchas de nuestras fallas las pagan los hijos, y no es una cuestión religiosa, sino un hecho real.

Finalmente, eres tú quien toma las decisiones sobre tu vida. Aún estás a tiempo de hacer las cosas bien, no hagas algo que luego lamentarás toda la vida.

Suerte!

“Agradezco la respuesta amplia y concreta. Es un jalón de orejas, lo sé y lo entiendo. Lo que me dices de las tendencias psicológicas es realmente aterrador; no tengo niñas pero tengo dos niños, pero el detalle es que estoy enamorado de mi amante, y eso empeora la situación, creo. Yo he hablado con mi esposa de una posible separación; no le he dicho lo de la otra persona, claro. La falta de amor, mas bien la ausencia de él, es el motivo, y eso sí se lo hice saber, pero ella aun desea continuar”. (R)

R,

Como dije antes, eres tú finalmente el que tomará la decisión final sobre qué hacer. Sin embargo, debes tener en cuenta algunas cosas:

  • La “falta de amor” no indica que tu relación se haya muerto. En toda relación hay momentos de “sequedad” en que los sentimientos bajan. Pero el amor puede persistir, y es que el amor NO es un sentimiento, es una decisión. Si piensas que eso no pasará cuando estés con la otra chica, estás equivocado. La “sequedad” también llegará, probablemente incluso más pronto. ¿Qué harás entonces?
  • Esa sequedad es parte de un proceso cíclico. El sentimiento de afecto puede bajar o incluso parecer desaparecer durante un tiempo, pero vuelve a aparecer luego. Si te avientas de cabeza a estar con la otra chica, lo primero que va a pasar luego de unos días es que vas a extrañar la intimidad que tenías en tu casa con tu mujer y tus hijos, que tendrás que reconstruir con la otra chica.
  • Es fácil que los hombres nos calentemos la cabeza por una chica porque la comparamos con la persona con la que estamos y a esta última ya no la vemos como la maravilla que era al inicio, sino que sólo tomamos en cuenta sus defectos y olvidamos el motivo que nos hizo enamorarnos de ella. La chica nueva nos hace sentir nuevamente deseados, más vitales, con sexo renovado. Pero va a llegar el momento, cuando vivas con ella, que sentirás la misma monotonía que sientes ahora con tu esposa. Y ese es el momento en el que valoramos lo que teníamos y que probablemente ya habremos perdido: el tener a nuestros hijos al lado, levantarnos con ellos, ayudarlos a hacer la tarea, sacarlos al parque cuando quieras, tener al lado a alguien que te conoce de hace años y con quien puedes conversar de lo que sea.
  • Recuerda que todos llegaremos a viejos, y lo lindo que ves de la otra chica se va a ir. Lo más importante dentro de un tiempo será el conocimiento que cada uno tenga del otro y la capacidad de conversación. Trata de ser neutral: ¿ves a la otra chica cuidándote de viejo, soportando tus malos olores, tu mal humor, cuidando de tus futuros hijos con ella y queriendo por igual a los que tienes ahora?

No tomes decisiones basándote en el momento actual. Recuerda que uno recibe lo que da, y si te parece que no recibes amor en tu casa, puede ser que seas tú más bien el que no lo esté brindando. Si piensas que sólo hay problemas en tu casa y te sientes aliviado cuando estás con la otra chica, piensa en cuánto has contribuido tú a crearlos, sea por tu presencia o por tu ausencia. Si tu esposa no se arregla ni se ve tan bien como antes, piensa si con tu falta de atención tú has contribuido a hacer que se sienta poco deseada y poco atractiva.

Piensa, finalmente, que hiciste un juramento hace un tiempo en tu matrimonio y que no puedes tirar la toalla por la primera chica que te da bola luego de casarte. Piensa si quieres ser un padre al que sus hijos vean los fines de semana o en el mejor de los casos en las tardes; piensa cuánto te vas a perder de sus vidas y si vale la pena. Piensa qué van a hacer cuando necesiten la imagen y los consejos de un hombre y tu aún esposa no sepa qué contestar. Piensa qué van a sentir ellos cuando te vean del brazo de una mujer que no es su madre.

Si sopesando todo ves que vale más el estar con la nueva chica que con tu esposa, divórciate. Si no, date una nueva oportunidad de ser feliz. ¿Viste que no escribí “dales” por tu esposa e hijos? estadísticamente, y eso ya lo puse en más de un artículo en WDH, los hombres casados son más felices que los solteros. Sí, está la cuestión de sentirse aventurero, pero ¿cuánto crees que te va a durar? toma una decisión madura y centrada. Sólo así, cuando les cuentes dentro de algunos años a tus hijos qué decisión tomaste, ellos estarán orgullosos de ti.