La tentación es alta: termina una relación de pareja y ahí, al alcance de la mano o el mouse, quedan los fragmentos de la vida que la gente deja en las redes virtuales, sobre todo en Facebook. Fotos con amigos, vacaciones, estados de ánimo, canciones alusivas, posibles nuevas parejas. Los ex pueden saberlo todo, o casi todo.

Pero, en este caso, conocer tiene un costo. Un estudio de una investigadora británica confirma algo que podía suponerse con sentido común: espiar los perfiles en Facebook de los ex lleva a dificultades para terminar de elaborar el duelo sentimental, propicia los pensamientos negativos, y los deseos de tener nuevamente actividad sexual con él o ella. En síntesis, no conviene; si se acabó, se acabó.



La tesis comprobada por Tara Marshall, del departamento de Psicología, de la británica Brunel University, en las casi 500 personas que participaron del estudio (publicado en la revista Cyberpsychology, behavior, and social networking), es refrendada en la teoría y la práctica por el psiquiatra y sexólogo argentino Walter Ghedin. “En la consulta aparece mucho este tema, luego del fin de las relaciones viene la necesidad de querer saber de la vida del otro. Incluso, como muchas veces no tienen acceso y son bloqueados, entonces entran a través de amigos, contactos, otros perfiles”, dijo a perfil.com

Ghedin agregó: “Quieren saber del otro y verlo, con quién está, si está alegre, quieren tener una imagen del otro y su evolución posterior. Casi siempre, esa imagen que devuelve Facebook es perjudicial porque alimenta la idea de que el otro la está pasando mejor o que está pudiendo superar con más recursos la separación. Siempre ven al otro mejor”.



Por eso Ghedin recomienda no hacerlo. “Hay que bajar el consumo de redes virtuales y elaborar el duelo o la pérdida, pasando por las etapas de dolor, reflexión, reunión con otros, compartiendo con otros lo que pasa”.  Lo virtual, dice, promueve mucho el aislamiento y la gente deja de compartir lo que les pasa y se establece un vínculo con lo virtual y no con lo real, que no ayuda a elaborar. “Además, detrás está la inseguridad, el autorreproche, qué habré hecho, broncas, la decepción. Cosas que influyen en la búsqueda de una nueva relación”.