La investigación realizada por la doctora Cathy Wyse de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido) y publicada en la revista inglesa «BioEssays» explica que la luz artificial altera nuestro reloj molecular, potenciando los riesgos de padecer diabetes y sobrepeso. ¿Qué es esto del «reloj molecular»? Es lo que regula nuestro ciclo diario y está presente en todas las células del cuerpo humano.



Tiene un ritmo propio (denominado «ritmo circadiano») que le permite mantenerse ajustado con precisión a la rotación de la Tierra, que dura 24 horas. En el mundo moderno, este reloj es modificado de diversas formas debido a la exposición a la luz artificial y los horarios irregulares para comer, para trabajar y para dormir, estropeando la sintonía con el ciclo rotacional terrestre.

El desequilibrio entre el ritmo circadiano del organismo y el entorno recibe el nombre de «desincronía circadiana», algo a lo que la Dra. Wyse le atribuye el incremento de la obesidad en la población.



Pero no todos respondemos igual: el reloj biológico es controlado por nuestros genes y el estudio sugiere que hay personas más sensibles que otras a los efectos de la desincronía. Los habitantes de regiones ecuatoriales, por ejemplo, tienen ritmos muy regulares, por lo que son más vulnerables frente a estos desequilibrios.

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