Nueva York. En una nueva confesión matizada por alucinaciones e incoherencias mentales, el supuesto terrorista de origen dominicano José Pimentel les dijo a los investigadores que desde niño «lo seguían las brujas y los espíritus», según se revela en documentos de la corte obtenidos por el The New York Times.



Pimentel, de 28 años, y arrestado el año pasado por agentes policiales de Nueva York, pero cuyo caso fue descartado por el Buró Federal de Investigación (FBI) por considerar que se trata de un hombre que alucina, dijo en un interrogatorio con investigadores de la Fuerza de Tarea Conjunta anti Terrorista que «las brujas y los espíritus» dejaron de perseguirlo cuando se convirtió al Islam.

El dominicano está acusado con cargos de «terrorismo de estado» y las autoridades le imputan haber fabricado «bombas» caseras en codos de tubos de metal y con bombillitos navideños.



Pimentel fue infiltrado por un agente encubierto que le dijo que iba a hacer una bomba atómica, «como la que había hecho Albert Einstein» a lo que el dominicano le respondió que no tenía que llegar a esa locura.

Cuando el encubierto le pidió que fabricaran bombas, Pimentel le replicó que «construye pequeñas bombas que pueden ser utilizadas en pequeñas áreas y que también hacen daño al Gobierno» indica una publicación presentada hoy en el periódico Diario Libre.

El presunto terrorista dominicano pidió al informante que hiciera las bombas en su casa, donde vive con su esposa. «Yo, no puedo hacer las bombas porque vivo con mis padres», añadía Pimentel, según se escucha en cientos de horas de grabaciones hechas por los investigadores.

«Tú puedes hacer tus propias bombas, ya sabes…», agregaba Pimentel en las conversaciones con el informante.

Lori Cohen, abogada de Pimentel dijo que la totalidad de los audios muestran que su defendido no hizo nada sin la intervención del informante del Gobierno.

La detención de Pimentel fue el resultado de una operación encubierta en la que participaron dos agentes encubiertos de la División de Inteligencia de la policía entre el 2009 y el 2011.

Vecinos de Pimentel en el edificio del Alto Manhattan, donde residía el dominicano, lo describen como una figura un tanto aletargada que era visto a menudo sentado en un banco, con la mirada en blanco, perdida durante horas.