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El volcán ecuatoriano Tungurahua, en erupción desde 1999 y que se reactivó hace una semana, lanzó el miércoles rugidos que hicieron vibrar ventanales y edificaciones, así como una lluvia de cenizas que cayó sobre varias poblaciones, indicó el Instituto Geofísico (IG) de Quito.



Durante el día hubo constantes bramidos y cañonazos que llegaron a tener una “intensidad fuerte” y produjeron vibraciones en las localidades de Baños e incluso en Guadalupe, 14 km al noroeste del macizo (de 5.029 metros de altura), señaló el organismo en un primer informe diario.

“Se mantiene actividad alta” en el volcán, ubicado a 135 km al sur de Quito, apuntó luego y agregó que “el escenario más probable es que hay un volumen relativamente grande de magma, que está ascendiendo lentamente” por el cráter.



El IG anotó que se espera que continúen las explosiones y las emisiones de gas con ceniza y que no se descarta que puedan ocurrir nuevos flujos piroclásticos (material incandescente) “tal como ha venido sucediendo en estos últimos seis días”.

El miércoles se reportó precipitación de ceniza en sectores poblados cercanos como El Manzano, Palitahua, Cahuají y Choglontus.

El fino polvo volcánico se adhiere fácilmente a la vegetación de las zonas afectadas, causando problemas a la alimentación del ganado, de acuerdo con el organismo.

La reactivación del Tungurahua (“garganta de fuego” en lengua quichua) obligó a las autoridades a declarar el pasado domingo la alerta naranja (previa de la roja, de máxima peligrosidad) para las aledañas áreas pobladas.

La actividad del Tungurahua alcanzó su mayor pico en 2006 y dejó seis personas muertas en una aldea de la provincia de Chimborazo, que fue arrasada por el brusco descenso de material incandescente.

En los alrededores del volcán, en los que desde hace años normalmente rige alerta amarilla, están asentadas varias localidades.

En 1999, los 15.000 habitantes de Baños (en las faldas del coloso) fueron evacuados a la fuerza al entrar en erupción el volcán y sólo pudieron regresar a sus casas un año después.

AFP