LA HABANA. Sin una estampida pero con grandes expectativas, muchos cubanos acudieron este lunes a las oficinas de migración para completar sus trámites para viajar al exterior, pues desde este lunes pueden hacerlo sin ningún permiso oficial por primera vez en medio siglo.

«¡Esto sí que es eficiencia!», gritó Lorenzo de Armas al salir de la oficina de migración del barrio de El Vedado, en La Habana, a donde llegó a actualizar su pasaporte y fue informado «en cuestión de segundos» de que no necesitaba hacer ese trámite, pues eso había sido hecho automáticamente.



A la entrada de esta oficina, muy concurrida desde que el gobierno de Raúl Castro anunció la reforma migratoria el 16 de octubre, dos carteles advertían que sólo necesitaban actualizar sus pasaportes los menores de 18 años y los discapacitados.

«Ojalá fuera así para todo», bromeó De Armas -un compositor de 65 años que prepara sus maletas para visitar en febrero a sus hijos en México-, refiriéndose a los niveles de ineficiencia y burocracia que padecen los servicios públicos cubanos.



También expresó su alegría porque «además, ya uno no tiene que pagar por el permiso de salida ni la carta de invitación», dos de las principales restricciones en vigor desde hace décadas y muy odiadas por los cubanos, que fueron eliminadas por la reforma que entró en vigor este lunes.

«A partir de hoy entraron en vigor los esperadas medidas migratorias, que ahorran dinero y tiempo a los cubanos que desean viajar al exterior», repetía desde la madrugada Radio Reloj, que también destacó que «195 oficinas se habilitaron en toda la isla» para realizar esos trámites.

Obtener el permiso, que además podía ser denegado sin explicaciones, no sólo era engorroso, sino caro, puesto que junto con la carta de invitación (de un familiar o amigo en el exterior) se requería un desembolso de hasta 350 dólares, en un país donde el salario promedio equivale a 20 dólares mensuales.

Marta Piloto, jubilada de 50 años y quien ya tiene la visa estadounidense para viajar a Carolina del Norte (sudeste de EEUU), donde viven su madre y su hijo, también saltó de alegría al saber que lo único que necesitará para viajar será comprar el boleto.

«Esto es lo mejor que ha hecho Raúl Castro. Ahora usted puede ir donde quiera y regresar cuando quiera. Antes eran ellos (sus familiares) los que tenían que venir a verme», explicó la mujer.

Tampoco pudo ocultar este lunes su alegría la bloguera opositora Yoani Sánchez, una filóloga de 37 años ganadora de varios premios internacionales y a quien se le negó una veintena de veces el permiso de salida.

«Solicité mi pasaporte y me han dicho que estará en unos 15 días. Les pregunté (a los funcionarios) si podría viajar y me dijeron que sí», declaró a la AFP Sánchez, quien acudió a la oficina de El Vedado a solicitar un pasaporte.

Poco después, escribió en su blog «Generación Y», muy crítico del gobierno: «Esto ha sido una batalla contra los demonios del absurdo migratorio. Después de veinte negativas de viaje el Sí parece ahora cercano».

Especialistas como el académico Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, no esperan una estampida de viajeros, pues además de disponer del dinero para el pasaporte, cuyo valor el gobierno duplicó a 100 dólares, y el boleto aéreo, los cubanos deben obtener visa y cumplir diversos requisitos exigidos por los países a los que quieran viajar.

Los cubanos se desplazan tradicionalmente hacia Estados Unidos, Canadá, México y España, en cuyos consulados la AFP apreció este lunes las filas habituales.

«Solicité un turno por internet para pedir la visa. Ojalá me la den», declaró a la AFP Roberto Silvera, un licenciado en Cultura Física de 27 años, que hacía la fila en la embajada de México.»Esta medida abre nuevas posibilidades para los cubanos», agregó.