Podrías pensar que los fumadores empedernidos son malos candidatos a donadores de pulmón. Sin embargo, en un nuevo estudio se descubrió que algunos donadores que fumaron más de una cajetilla de cigarrillos al día durante más de 20 años fueron buenos candidatos a donadores para un trasplante doble de pulmón.

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El estudio se presentó en la reunión anual de la Sociedad de Cirujanos de Tórax, que se llevó a cabo el mes pasado.

Los autores del estudio evaluaron 5,900 trasplantes dobles de pulmón en adultos efectuados entre 2005 y 2011 y registrados en la base de datos de la Red Unida para la Donación de Órganos (UNOS, por sus siglas en inglés), el sistema nacional de Estados Unidos que gestiona los trasplantes de órganos. Los fumadores empedernidos conforman el 13% —766 en total— de los trasplantes dobles de pulmón que se estudiaron.



Los investigadores descubrieron que los pacientes que recibieron los pulmones de los fumadores tenían tasas de sobrevivencia a corto y mediano plazo similares a los de quienes recibieron pulmones de personas que no fumaban tanto.

Los pacientes que recibieron los pulmones de los fumadores empedernidos tendían a permanecer en el hospital durante unos cuantos días más para su recuperación. Sin embargo, durante un periodo de dos años, los investigadores descubrieron que la función pulmonar y la tasa de mortalidad de quienes habían recibido los pulmones de donadores que fumaban mucho eran similares a las de quienes recibieron pulmones más sanos.

Conforme crece la cantidad de personas que requieren de un trasplante doble de pulmón, los médicos se han visto en la necesidad de extender el grupo de donadores. “Históricamente se excluía a estos donadores. En general se les consideraba menos que ideales”, dijo Sharven Taghavi, autor principal del estudio y residente de cirugía en la Universidad Temple.

“Algunos pacientes están en una situación desesperada. Pueden no tener tiempo para esperar, así que usan los pulmones que hay disponibles”, explicó.

Marie Budev es directora del programa de trasplantes de corazón y pulmón de la Clínica Cleveland. Budev, quien no intervino en el estudio, dijo que no le sorprendieron los resultados. “En la práctica estamos tratando de equilibrar dos cosas: la supervivencia de nuestros pacientes y el mantenimiento de una base de donadores”.

Debido a la relación que existe entre el consumo del cigarro y el cáncer de pulmón, se debe examinar cuidadosamente a los donadores de pulmones, dijeron Taghavi y Yoshida Toyoda, otro de los autores del estudio. “Recomendamos hacer una tomografía computarizada para buscar tumores y enfisema, además de las pruebas de rutina como gases en sangre, una broncoscopía y una inspección visual», dijo Toyoda.

Aunque los resultados parecen prometedores, se necesita hacer un seguimiento adicional para ver si hay diferencias en los resultados a largo plazo, dijo Tagahvi.

Además, puso énfasis en la importancia de informar al paciente y a sus familiares acerca de las circunstancias que rodean a los pulmones. Como lo explicó Toyoda, “necesitamos hablar con los posibles receptores acerca del mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón y obtener un consentimiento informado sobre el historial de tabaquismo grave en específico.

Budev explicó que de otra forma el 13% de las personas del estudio que recibieron pulmones de fumadores empedernidos podrían no haber recibido los pulmones.