WASHINGTON. Médicos y bioingenieros anunciaron este miércoles en Estados Unidos haber logrado fabricar gracias a la tecnología en tres dimensiones orejas humanas artificiales hechas a partir de cartílago que parecen naturales y funcionan perfectamente.

Estas orejas podrían convertirse en la solución que la cirugía de reconstrucción busca para los niños que nacen con una malformación llamada microtia, de acuerdo con el doctor Jason Spector, director del laboratorio médico bioregenerador y profesor adjuntos de Cirugía Estética de la Universidad de Cornell de Nueva York, y coautor de las investigaciones.



«Personas que han perdido una parte o la totalidad de la oreja en un accidente o como consecuencia de un cáncer también podrían beneficiarse de esta tecnología», asegura.

Lawrence Bonassar, profesor adjunto de Ingeniería Biomédica en el mismo centro universitario y coautor de varios informes, y su equipo comenzaron a trabajar con una imagen numérica en 3D de una oreja humana.



Posteriormente lograron convertirla en una verdadera oreja con la ayuda de una impresora en tres dimensiones para poder hacer un molde, en el que introdujeron un gel muy denso de células vivas que sirvió de «andamio» para que se desarrollara cartílago en él.

En tres meses, estas orejas han generado suficiente cartílago como para sustituir el colágeno utilizando para hacer el molde, explican estos científicos, cuyas investigaciones salen publicadas en la edición digital de la revista estadounidense PLOS ONE.

«Se necesita media jornada para hacer un molde, alrededor de un día para hacer la impresión en 3D, 30 minutos para inyectar el gel y 15 minutos más para sacar la oreja del molde», cuenta Bonassar.

Antes de ser implantada en el paciente, la oreja artificial es depositada varios días en un cultivo de células vivas.

Hasta ahora, las orejas artificiales eran fabricadas con materiales como el poliestireno extruído -más conocido como styrofoam, su nombre comercial-, aunque a veces los cirujanos fabrican orejas con una parte de las costillas del paciente.

AFP