WASHINGTON. Los «Me gusta» de Facebook revelan mucho más de lo que parece: según una investigación británica, marcar estas preferencias en la red social proporciona, con sorprendente precisión, datos sobre la raza, edad, sexualidad, orientación política y hasta coeficiente intelectual de los usuarios.

En este estudio, divulgado el lunes en Estados Unidos, los investigadores desarrollaron un algoritmo que utiliza los «Me gusta» de Facebook – disponibles al público a menos que el usuario los descarte en su configuración de privacidad – para crear perfiles de personalidad con detalles íntimos de los usuarios.



Estos modelos matemáticos lograron diferenciar con un 88% de precisión a hombres de mujeres y con un 95% de precisión a los negros de los blancos.

Los algoritmos también lograron extrapolar información personal sobre el usuario, como su orientación sexual, si se drogaba, o incluso si sus padres se habían divorciado.



Estos datos pueden ser utilizados con fines comerciales en campañas publicitarias o de marketing, pero también pueden espantar a los usuarios ante la cantidad de datos personales revelados, indicó el estudio, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por su sigla en inglés).

«Es muy fácil hacer clic en el botón ‘Me gusta’, es seductor», dijo David Stillwell, experto en psicometría y coautor del estudio con sus colegas de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, y Microsoft Research.

«Pero uno no se da cuenta de que años más tarde todos esos ‘Me gusta’ pueden acumularse en su contra».

Stillwell dijo que aunque se utilizaron datos de Facebook en este estudio, se podrían generar perfiles similares utilizando otros datos digitales, como búsquedas en internet, correos electrónicos y actividad del teléfono móvil.

«Se puede llegar a las mismas conclusiones con muchas formas de estos datos digitales», dijo a la AFP.

El estudio examinó a 8.000 usuarios de Facebook de Estados Unidos, que ofrecieron voluntariamente sus gustos, perfiles demográficos y resultados de pruebas psicométricas.

Si bien algunos de los patrones parecían obvios (a los demócratas les gustaba la Casa Blanca y a los republicanos le gustaba George W. Bush), otros eran menos evidentes.