En vista de los acontecimientos acaecidos y que mi esposa Sandra Kurdas, ha llevado a las redes sociales, de manera distorsionada y acomodada, me veo obligado a aclarar públicamente lo acontecido con respecto a esta dolorosa situación:

1. Contraje matrimonio con la señora Kurdas hace 32 años y procreamos 4 hijos. A pesar de lo que se pueda inferir de los últimos acontecimientos, hemos sido razonablemente felices.



2. La señora Sandra Kurdas salió de la República Dominicana en febrero del año 2012 para dedicarse al cuidado de su padre en la ciudad de Bradenton, Florida y el único contacto que tuve con ella fue unos meses después cuando junto con nuestra hija pasamos unos días en Miami, donde me comunico su deseo de someterse a unas intervenciones de carácter plástico, a lo que accedí y cuyos costos asumí. En ese entonces acordamos que se mantendría en los Estados Unidos un tiempo más ya que su padre la necesitaba.

3. En fecha 11 de septiembre del 2012, recibí sorpresivamente una demanda de divorcio en la República Dominicana, interpuesta en mi contra por la señora Kurdas.



4. Desde que mi esposa abandonó el país y hasta la fecha me he mantenido sufragando sus gastos en la Ciudad de Bradenton, incluyendo sus gastos de viajes y por otros conceptos conexos.

5. Desde su partida a la Ciudad de Bradenton y con mayor intensidad después de la demanda de divorcio del 11 de septiembre del 2012, mi esposa Sandra Kurdas me ha manifestado que no se reintegrará al hogar y que tiene interés en que le otorgue por concepto de la disolución de la comunidad matrimonial una suma exorbitante de dinero, a lo cual me he opuesto, en primer lugar porque carezco de un patrimonio de esa magnitud y porque tampoco se ha fomentado durante el matrimonio un patrimonio de tal envergadura.

6. Cuando al final de la tarde del miércoles 24 de abril empecé a recibir llamadas telefónicas de amigos y familiares que me alertaron sobre la campaña de descrédito que presumiblemente había puesto en marcha mi esposa en mi contra, mi primera reacción fue preguntarme, ¿Cómo era posible que una mujer con la que no he tenido contacto físico en más de un (1) año pudiera alegar con algún grado de credibilidad que yo era el autor del golpe en el ojo izquierdo que aparece en las fotos que circulan ahora en las redes sociales?

Si he sido, supuestamente, el autor de semejante vejamen ¿cómo es posible que la señora Kurdas no procediera hace un (1) año a realizar las denuncias por ante las autoridades correspondientes de manera que las mismas pudieran constatar la realidad de las alegadas agresiones y se tomaran en mi contra las medidas legales correspondientes? Más aun, que fuéramos de viaje juntos a La Florida en compañía de nuestra hija Priscilla y compartiéramos armoniosa y conyugalmente durante ese lapso de tiempo en Miami.

Los primeros meses después de su partida, mantuvimos una comunicación armoniosa y fluida casi a diario en donde me manifestaba sus ansias por volver al hogar.

7. Las anteriores inconsistencias tienen su explicación. Soy víctima de un chantaje por cuatro motivos principales:

a. Porque después de pedirle comedimiento en el gasto que generaba en la tarjeta de crédito y mi deseo de que ella tuviera la suya propia y no fuese dependencia de la mía, me vi en la necesidad de cancelar recientemente la tarjeta de crédito de mi esposa, en razón de que dispendiaba alegremente elevadas sumas de dinero cada mes; sumas estas que de ninguna forma pueden calificarse como razonables. En adición a que no consideraba sano a nuestra relación, el recibir el reporte de los por menores de sus viajes y gastos a Las Vegas, New York, etc. y otras tantas ciudades.

b. Fue cuando le ofrecí por intermedio de nuestro hijo Marcos y su Abogado, la suma fija de US $ 7,000.00 Mensuales más un arregló económico bastante justo, en lo que salía el divorcio. Suma que rechazó y consideró ridícula para su nivel de gastos.

c. Porque me exige una absurda suma de millones de dólares que no tengo y nunca he tenido;

d. Porque después de más de un (1) año de abandono, he decido rehacer mi vida afectiva y se me ha visto públicamente en compañía de una dama con la que estoy cultivando una relación sentimental; información esta de la que fue puesta en conocimiento la señora Kurdas recientemente.

8. Son las razones precedentemente expuestas las que han movido a la señor Kurdas y a sus asesores a desatar una campaña virulenta, sucia y mentirosa, con el sólo propósito de dañar mi reputación y forzarme a realizar concesiones económicas desmedidas.

9. Los medios de comunicación y las autoridades judiciales y policiales, sensibles al preocupante tema de la violencia de género, deben ser cuidadosos de no dejarse utilizar por denunciantes que haciendo uso de la mentira y retorcimiento, persiguen obtener beneficios que no le corresponden legítimamente; sin olvidar que todo ciudadano se presume inocente y que en el caso de la señora Kurdas, aparte de las inconsistencias preocupantes que se han señalado más arriba, poseemos comunicaciones en las que ella anunciaba en Noviembre del 2012 que desataría vía internet una campaña de descrédito en mi contra para mostrarme como un hipócrita y autor de violencia doméstica, a la vez de recriminarme sobre una supuesta relación con otra mujer.

10. Nunca tocaría una mujer ni con el pétalo de una Rosa y mucho menos a mi esposa, la mujer que Ame toda mi vida y madre de mis hermosos y adorados hijos.

11. La Foto que apreció en Twitter corresponde a un incidente que ocurrió hace más de un (1) año y que algunos de nuestros hijos presenciaron; pero que ella pretende ahora imputarlo, un (1) año después, como una supuesta agresión de mi parte.

12. Defenderé mi honor y mi reputación en cualquier foro y pido y a los medios de comunicación y a las autoridades judiciales prudencia en el manejo de la información; procurando no se explote indebidamente su celo frente al sensible tema de la violencia doméstica, en un caso en el que la misma no existe aunque se pretenda utilizar como medio de chantaje en procura de ventajas económicas indebidas.

13. Finalmente, solicitamos se respete la privacidad del suscrito y su familia en un episodio tan doloroso, a pesar de que debemos reconocer que ha sido precisamente la señora Kurdas quien irresponsablemente y movida por fines mercuriales, de ella y sus Abogados, lo ha llevado a la palestra pública.

Frank Jorge Elías