WASHINGTON.Pese a que a los estadounidenses la carne de caballo les provoca asco y que el Congreso estudia prohibir su producción y exportación, por primera vez desde 2007 se autorizará en el país la apertura de mataderos de caballos para alimentar los mercados extranjeros.

Mientras Europa no logra superar el escándalo sanitario estallado en enero en torno a la venta fraudulenta de carne de caballo, presentada como carne vacuna, cinco mataderos estadounidenses solicitaron al Departamento de Agricultura ser autorizados a operar en ese rubro, indicó una portavoz de esa dependencia a la AFP.



Uno de ellos, instalado en Roswell, Nuevo México (sudoeste), podría comenzar a faenar alrededor de cien equinos por mes desde este mayo.

«Todo está listo», confirmó a la AFP Blair Dunn, abogado de Ricardo de los Santos, el propietario del establecimiento.



Según aseguró, las inspecciones habían resultado favorables y en pocos días el matadero, que colocará la carne en el exterior, fundamentalmente en Europa y Japón, recibirá la autorización para abrir sus puertas.

Las asociaciones de defensa de los animales y sus aliados en el Congreso se están movilizando para impedir que esto suceda.

«Los caballos no son criados para el consumo humano, son animales de compañía, como los gatos y los perros», dijo Patrick Meehan, un diputado republicano que presentó un proyecto de ley para prohibir la producción de carne de caballo.

«No es sólo algo reñido con la ética sino peligroso: a lo largo de su vida a los caballos se los trata con medicamentos potencialmente tóxicos para los humanos», escribió en un correo electrónico dirigido a la AFP.

Los tres últimos mataderos dejaron de funcionar entre 2007 y 2011, pero en el Congreso fracasaron los intentos de prorrogar la prohibición.

Los legisladores opuestos al consumo de este tipo de carne intentan actualmente prohibir la reapertura de los mataderos y también la exportación de animales en pie, con el fin de salvarlos de una muerte «cruel» una vez traspasada la frontera.

Según Nancy Perry, de la asociación ASPCA, no hay cómo faenar a un caballo «de manera responsable». «Apenas sientan que alguien va a dispararles los caballos moverán sus cabezas de un lado a otro y será necesarios tirarles dos, tres, cuatro balazos».

Tras los cierres decididos en 2007, los caballos fueron conducidos a mataderos ubicados en México y en Canadá, a un ritmo de alrededor de 100.000 por año, con un pico de 162.000 en 2012.

Este año, las ventas de carne de caballo treparon en México 18% en relación a 2012.

Según un informe gubernamental, los equinos que enferman, envejecen o simplemente no están a la altura de lo que sus propietarios esperan de ellos marchan al matadero a unos 2.140 dólares por animal, según datos promedio entre 2004 y 2010.

El sector hípico, respaldado por la asociación de veterinarios AVMA, pretende que los mataderos continúen funcionando, pues de otra manera los caballos ya «en desuso» podrían ser abandonados a su suerte por los propietarios, probablemente en las llanuras del oeste afectadas por la sequía, donde morirían de hambre.

Pero Nancy Perry recuerda que existen más de 700 santuarios en los cuales los caballos podrían terminar su vida en paz, con la seguridad de no convertirse en comida humana.