Si como se cree el ex-presidente Leonel Fernández quiere volver a dirigir el país en el 2016, suponemos que deberá tener en cuenta que la dialéctica no le favorece tanto como lo proclaman algunos de sus más entusiastas  seguidores.

Más temprano que tarde el doctor Fernández tendrá que explicar las razones que tuvo para dejar un déficit  multimillonario posterior a las elecciones del 20 de mayo pasado. También debe tener en cuenta aclarar ante la opinion pública las afirmaciones que pusieron en su boca -en un acto de Nueva York- de que disponía de 40 mil millones de pesos para la campaña electoral pasada.



Su nueva campaña electoral, si es que la misma se produjera, implicaría demostrar el endeudamiento excesivo del país, a pesar de que él dejó en el 2000 una deuda externa de apenas 3,600 millones y ahora el país enfrenta una deuda superior a los 13 mil millones de dólares, unas cuatro veces más sin que se vislumbre un mejoramiento de vida para el país que justifique esos compromisos.

Muchos le cuestionarán a Leonel Fernández que los adeudos externos del país comprometen alrededor del 44% de los ingresos del presupuesto nacional, cuando ese indice nunca se produjo en el pasado, pese al colapso bancario nacional dejado por el gobierno de Hipólito Mejía  en el 2003.



Un líder que aspire a volver a la Presidencia de la República tiene que sentirse obligado a dar explicaciones sobre sus anteriores gestiones, aunque no es típico en medios atrasados como el nuestro, pero si todo lo anterior es importante, y nosotros creemos que lo es, el peor reto de Leonel es el que ha planteado el ex-presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Issa, sobre el caso del financiamiento de la empresa Sunn-Lann de 130 millones de dólares.

Ahora el juez Subero Issa se da golpes de pecho y confiesa ante la opinion pública -como si nada- que la peor  acción de sus 14 años en ese tribunal, fue darle un carácter político al caso sometido por el Partido Revolucionario Dominicano.

Subero Issa admite que el préstamo de la compañía financiera internacional debió someterse a la aprobación del Congreso como lo establece la Constitución de la República.

No sabemos qué implicación tiene para el ex-juez su confesión, pero si de paso le deja una “terrible Papa Caliente” al doctor Leonel Fernández y eso debe admitirlo el exjefe de Estado.

Además, se debe explicar si la negociación de 130 millones de dólares fue en realidad para construir obras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, o para financiar la campaña interna que desarrollaba el doctor Fernández frente a su rival Danilo Medina, hoy huésped de la Presidencia de la República.

Si se coteja la famosa expresión de Danilo cuando perdió la candidatura interna -2007- de que “El Estado me venció” con la época de la negociación de la Sunn Land, se podrían sacar conclusiones inquietantes.

 Lo  anterior son hechos que deben ser explicados por el ex-presidente Leonel Fernández si es que pretende volver al poder en el 2016, también debe tomarse en cuenta lo que ha ocurrió con el Contrato de la Barrick Gold que en sus palabras habria sido “un ejemplo” de ese tipo de operaciones en el mundo.

Más aún si se tiene en cuenta que el presidente Danilo Medina reclama la modificación de ese contrato; debido a que de cada cien dólares que ingresa por las ventas de oro, la Barrick Gold en Pueblo Viejo, retiene 0.97 centavos de cada dólar, y al pueblo dominicano solo le quedan tres centavos de cada dólar. Lo que diga Leonel debe ser muy importante.

Si se tiene en cuenta las expresiones del presidente Medina sobre el carácter injusto del Contrato de la Barrick, es obvio que la persona que lo suscribió por parte del Estado dominicano debe sentirse obligada a explicar su procedimiento.

Con gran erudición el economista Miguel Ceara Hatton desmontó el viernes pasado en un artículo en el diario Hoy, lo que se ha presentado como el gran logro de Leonel en cuanto a que subió dos veces y medio el tamaño de la economía dominicana en sus dos últimos períodos presidenciales.

Ceara se pregunta: “¿Quién recibió esa riqueza?”, porque los datos de la economía dicen que no fue el pueblo dominicano.

Parece ser que el camino de un posible regreso al poder que algunos consideran cierto, el doctor Fernández lo encontrará erizado de cuestionamientos de difícil explicación.

 Aunque en el trajín de una campaña electoral  algunos temas quedarían relegados, otros adquirirían niveles insondables si no se aclara eficientemente lo que son los cuestionamientos sobre el anterior régimen del presidente Leonel Fernández, quien nos merece respeto y consideración, pero que más allá de los afectos, reconocemos que debe enfrentar la realidad de la odiosa vida política nacional.

Leonel -desde ahora o posteriormente- tendrá la palabra sobre su propia gestión y apelar a que los votantes asimilen favorablemente sus explicaciones, porque de lo contrario se le hará realmente difícil superar todos esos obstáculos y alzarse con un cuarto período presidencial.

Obras son amores y no buenas razones… El futuro dirá.