En su perfil oficial de Twitter Isabella Barrett se presenta como una superstar, una condición que nadie le puede discutir teniendo en cuenta la repercusión que ha alcanzado con tan solo seis años.

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Esta reina de la belleza es famosa y también millonaria porque ha conseguido rentabilizar de una manera asombrosa su popularidad de niña modelo.

Detrás de ese “milagro” económico se encuentra su madre, Susanna Barrett, que ha paseado a su hija por multitud de certámenes, incluido el Little Miss of America, título que la pequeña Bella, como se la conoce cariñosamente, ganó en 2012.



Su cota más alta de popularidad llegaría gracias a un reality show: ‘Toddlers and Tiaras’, que muestra, precisamente, la intrahistoria de este tipo de concursos de misses infantiles, muy conocidos y polémicos en Estados Unidos y que fueron retratados de forma tan ácida en la película Little Miss Sunshine, informa hola.com, en su portal.

El año pasado, aprovechando su creciente popularidad, Bella lanzó su propia firma de joyas, Glitzy Girl, que incluye además una línea de ropa y maquillaje. Un negocio que ha logrado facturar en 12 meses un millón de dólares.

Lejos de conformarse con su exitosa empresa, la pequeña es además imagen de la marca de juguetes Toys R Us y ha formado dúo musical con otra niña con una vida casi idéntica a la suya, Eden Wood.

Isabella se ha acostumbrado rápido a la vida de superestrella, de hecho es algo que no para de repetir. “I’m a superstar”, dice con soltura a todo el que la quiera escuchar.

En una reciente entrevista al diario británico Daily Mail, su madre reconocía que la pequeña ha desarrollado un especial gusto por los hoteles de cinco estrellas y por la vida lujosa.

“Siempre pide para comer lo más caro como el filet mignon y langosta…Sé que parece pomposo, pero para nosotros es divertido y forma parte de su personalidad», explica Susanna.

Todo los gastos referidos a la niña, y son muchos -entrenador de voz, maquillador, el bronceado con aerosol, las extensiones de cabello, las uñas de acrílico- son entendidos como una inversión.

«Cada actuación debe ser como un espectáculo de Broadway y cada traje hecho a medida”, dice su madre.

«Debemos haber gastado alrededor de 50.000 dólares en los últimos dos años, pero mira dónde está ahora”, asegura.