Santo Domingo. Hoy se cumplen 52 años de la erradicación total del la desastrosa dictadura que se llevó tantos hombres y mujeres de bien de nuestra República Dominicana, tal día como hoy hombres  de valientes ajusticiaron al tirano más grande que ha pasado por suelo dominicano, Rafael Leonidas Trujillo. El 30 de mayo de 1961 un grupo de dominicanos llenos de valor  encabezados por Antonio de la Maza, El general Antonio Imbert Barreras, Amado Garcia Guerrero, Wascar Tejada, Luis Manuel (Tunti) Cáceres, Antonio García, Juan Tomas Díaz, Luis Amiama Tio, Bolivar de la Maza, Mario de la Maza, Pablo de la Maza y Ángel Severo Cabral unieron fuerzas para sacar este descarado matón que enlutó tantas familias.

Sabemos que muchos más participaron, honor a quien honor merece Dios tenga en su gloria a todos los que pusieron su granito de arena para que hoy tengamos la oportunidad de vivir en un República Dominicana en plena libertad.



El ejecución de Rafael Leónidas Trujillo fue la coronación de una conspiración tramada en el seno de influyentes familias dominicanas. Se produjo en la avenida George Washington, cuando el generalísimo (como también se le llamaba), se dirigía a su casa en San Cristóbal.

En dicha vía fue sorprendido por un complot integrado por: Salvador Estrella Sadhalá, Antonio Imbert Barreras, Antonio de la Maza, Huáscar Tejeda, teniente Amado García Guerrero, Roberto Pastoriza y Pedro Livio Cedeño, entre otros.



Los antes mencionados alcanzaron el vehículo en que viajaba Trujillo y lo tirotearon, logrando terminar con su vida, pero su plan no fue del todo perfecto, porque después que se dio a conocer la noticia de que éste estaba muerto los agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), se lanzaron a buscar pistas y encontraron a muchos de los justicieros.

La escena donde se produjo el fusilamiento no fue limpiada, se dejaron armas registradas a nombre de los conspiradores, el auto de uno de ellos fue abandonado cerca del lugar, entre otros detalles que coadyuvaron a localizar a los actuantes del ajusticiamiento, que puso fin a una de las dictaduras más siniestras del Siglo XX.