leonel discursoLa diplomacia regional motiva calladamente la elección del ex-presidente Leonel Fernández como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), en sustitución del chileno José Miguel Insulza, que dimitió para regresar a su país a optar por la senaduría de Santiago Poniente en la boleta concertacionista que lleva de Presidenta a Michelle Bachelet  .

De 34 países miembros que tiene la OEA, hay 22 que proponen la candidatura de Fernández.



Los restantes, incluyendo el Caribe anglófono de mayoría casi absoluta en el Caricón, serían votos ya comprometidos por el líder dominicano. Se gana con la mitad más uno.

Los países del Alba, encabezados por Venezuela–que cuestionan la política discriminatoria de la OEA desde su fundación y se plantean como alternativa regional–, se decantan por Fernández y estimulan discretamente su candidatura.



Haití y el resto del Caribe muestran mucho entusiasmo; los países del Sur, encabezados por Brasil, lideran la propuesta por Fernández, y la Presidenta Dilma Rousseff ha mostrado particular empeño en que prospere la iniciativa.

A Leonel se le hizo la propuesta, pero no ha decidido nada por el momento, y pidió que le dieran el tiempo prudente para consultar con sus asesores aunque en principio no mostró mucho entusiasmo.

Su aceptación a dirigir el organismo multilateral con sede en Washington implicaría apartarse de la presidencia del Partido de la Liberación Dominicana, ya sea por una renuncia o solicitando una dispensa, lo mismo que de la Fundación Global, el think tank al que actualmente dedica la mayor parte de su tiempo.

Sería el primer dominicano en llegar a la secretaría general de la OEA, cargo al que postuló en 1975 el entonces canciller Víctor Gómez Bergés, quien después de siete rondas de votaciones perdió del argentino Alejandro Orfila.

Gómez Bergés nunca recibió el apoyo entusiasta del Presidente Joaquín Balaguer, y aun así encabezó las seis primeras rondas de votaciones celebradas en dos asambleas.

El período de Insulza concluye en marzo de 2015, cuando la OEA deberá celebrar su próxima asamblea ordinaria electora. Los períodos son de cinco años y el actual secretario general agota su segundo mandato, para el que fue reelegido en marzo de 2010.

Su primera elección ocurrió en 2005. Insulza es uno de los líderes fundamentales de la política chilena.

Se le conoce en Chile como “El Pánzer”.

De largo y meritorio trajinar en el sector socialista de la Concertación, la alianza política de centro-izquierda que sacó a Pinochet del poder y que gobernó por 20 años en los que él, Insulza, fue funcionario de la primera línea, Ministro de Defensa y diez años Canciller. Se le consideraba el sucesor natural de Ricardo Lagos, pero en su camino se interpuso una mujer, Michelle Bachelet.

Su aspiración inmediata es presentarse como candidato a uno de los dos escaños senatoriales de la capital chilena, el de mayor jerarquía política porque representa al sector mayoritario y de mayor influencia económica y social de su país, Santiago Poniente.

La idea es saltar a la presidencia del Senado de su país en un casi seguro retorno a la Presidencia de la señora Bachelet como candidata de la Concertación.

Las elecciones son a mediados del próximo diciembre y las encuestas la dan de favorita con el 60 por ciento de simpatía.

La salida de Insulza de la secretaría general de la OEA está prevista para el próximo mes en que regresará definitivamente a su país. El procedimiento impone un interinato y la convocatoria de la Asamblea Electora.

Y EEUU… ¿Qué pito toca? En estos tiempos la influencia de los Estados Unidos no es tan determinante como hace unos años aunque su posición siempre es tomada en cuenta cuando se busca una candidatura de consenso para la OEA como sería el caso de Leonel Fernández.

Pero como van las cosas y a partir de la iniciativa mayoritaria de llevar a Leonel a la secretaría general, Norteamérica esta vez ni siquiera podría asegurar sus tres votos en bloque: Estados Unidos, México y Canadá.

México es de los proponentes del líder dominicano.

Junto a México marchan en esa iniciativa Guatemala, Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Haití, Venezuela, Bolivia, Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, República Dominicana y el Caribe Anglófono.

Treinta de 34 votos.

En semejante escenario Estados Unidos no se irá contra la corriente, aunque existe una figura tan sintomática como peligrosa: La abstención.

La bendición de Norteamérica es vital para dirigir sin sobresaltos un organismo de la relevancia regional que le confieren los Estados Unidos a la OEA, con sede en su propia capital política.

Las informaciones que se han podido filtrar indican que el Departamento de Estado administra con mucha discreción y cautela los detalles sobre el movimiento diplomático que busca posicionar a Leonel al frente de la OEA.

En particular porque la diplomacia estadounidense sabe que Leonel no está muy entusiasmado con la idea y que antepone sus intereses políticos y académicos a la eventualidad de un puesto que con los años ha perdido jerarquía y capacidad de influencia en la región.

Pero la realidad es–y Estados Unidos lo reconoce– que en el mercado político latinoamericano no existen muchas figuras como Leonel Fernández para el cargo de secretario general de la OEA.

“… Y con la que está cayendo”, nadie duda que ese sería el refugio ideal para guarecerse de tan prolongado chaparrón.

El ejemplo de Bachelet
El ejemplo que se pone para estimular a Fernández es el caso de la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien al año de salir del poder aceptó un cargo de segunda categoría en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con sede en Nueva York.

Y a pesar de que fue un órgano de reciente creación y que fue ella su primea titular–Onu/ Mujer–, la señora Bachelet renunció hace dos meses para regresar a su país y encabezar la boleta electoral de la Concertación, una alianza de partidos centroizquierdistas derrotada hace cuatro años por la derecha después de agotar cinco períodos consecutivos en el poder.

A Fernández se le presentaría también esa oportunidad en caso de querer volver a la candidatura presidencial en 2016. Tendría la alternativa de renunciar a la OEA y retornar a su actividad política.

Mientras tanto, se le supondría protegido de calumnias y falsas acusaciones que solo buscan neutralizar su potencialidad electoral proyectada a los próximos tres años.

Fue exactamente lo que ocurrió con la Bachelet en Chile, quien al retornar ahora haya un escenario electoral favorable con más del 60 por ciento de aprobación a su candidatura.

Plantean un relanzamiento 
Lo que algunos líderes regionales se han planteado es la conveniencia de un relanzamiento de la Organización de Estados Americanos con Fernández de secretario general, justo en el momento de mayor cuestionamiento de ese organismo multilateral.

En este momento Leonel es uno de los líderes regionales de mayor ascendiente no sólo en la comunidad política sino también en el mundo académico, y se le reconocen aportes en la mediación de conflictos y diferencias entre líderes y países de la región con resultados positivos.

Leonel es, además, metódico en su trabajo organizativo y cuenta con las herramientas necesarias para llevar a cabo el trabajo que requiere ese órgano en esta situación de inestabilidad institucional.

Los cuestionamientos a la OEA le llegan por su incapacidad para resolver los conflictos más espinosos de la región, situación que se evidenció con el Golpe de Estado contra el Presidente Zelaya, de Honduras, y más recientemente por su pasividad ante el conflicto histórico entre Chile y Bolivia por la salida de este último al mar. Las críticas más cáusticas a esa debilidad institucional de la OEA las hizo el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, quien como alternativa creó el Alba y por años proclamó la necesidad de una alianza estratégica regional bajo un organismo que no tenga el control de los Estados Unidos.

Los juegos pesados de EU
La siguiente experiencia ilustra la reacción de los norteamericanos cuando en esos organismos les imponen líderes sin su aprobación y consentimiento: En su sesión ordinaria del 8 de junio de 2004 en la ciudad de Quito, la Organización de Estados Americanos eligió secretario general al ex presidente de Costa Rica Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, que 18 meses antes había terminado un auspicioso períodos de gobierno, entre 1998 y 2002.

De acuerdo al periódico ListinDiario, Estados Unidos se había opuesto radicalmente a su elección porque cuestionaba la transparencia de un largo contrato de operación telefónica que el gobierno de Rodríguez Echeverría había suscrito con la compañía francesa Alcatel.

El nuevo secretario general de la OEA asumió el 15 de septiembre de 2004 y tomó posesión del cargo en Washington. Pero al mes estaba de regreso de muy mala forma en San José.

Los norteamericanos habían arrestado en Nueva York al empresario francés Christian Sapsizian, lobista judío de nacionalidad francesa, quien aseguró bajo el juramento de la confesión negociada que había pagado un soborno de 800 mil dólares a Rodríguez Echeverría cuando era Presidente de Costa Rica por la concesión del contrato telefónico.

Sapsizian negoció su comprometedora confesión con la justicia norteamericana a cambio de una condena de 30 meses de prisión, tres años de liberación condicional y 261 mil 500 dólares de multa. Rodríguez Echeverría se vio obligado a renunciar al cargo de secretario general de la OEA un mes después de su toma de posesión; lo sustituyó el actual titular, José Miguel Insulza, a quien había derrotado en la asamblea de Quito meses antes.

El 27 de abril de 2011, el expresidente Rodríguez Echeverría fue condenado por una corte de Costa Rica a 5 años de prisión e inhabilitado por 12 años para ejercer funciones públicas por los sobornos jamás probados de la empresa Alcatel. Desapareció para siempre de la política de Costa Rica.