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Edward Snowden, empleado de una subcontratista estadounidense de Defensa que filtró a The Guardian los programas confidenciales de vigilancia de las comunicaciones que implementa Washington, se encuentra en Hong Kong, que tiene tratado de extradición con Estados Unidos, y enfrenta un futuro incierto.



Snowden, de 29 años, está recluido en el cuarto de un hotel de ese territorio de administración especial china, a donde viajó el 20 de mayo tras copiar los últimos documentos que decidió revelar de la oficina de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en Hawai, señaló el británico The Guardian.

El consulado de Estados Unidos y las autoridades de Hong Kong se negaron a confirmar el lunes la presencia de Snowden, quien dijo en una entrevista por video publicada en el sitio web del periódico que podría pedir asilo a Islandia, cuya reputación es la de apoyar “a los que defienden la libertad en internet”.



“No tenemos nada en este momento”, declaró a la AFP Scott Robinson, responsable adjunto de Asuntos Públicos del consulado estadounidense en Hong Kong.

La Oficina de Seguridad de Hong Kong, responsable de los temas de inmigración, la policía y los servicios de inteligencia, tampoco quiso hacer comentarios, al igual que el consulado islandés.

En Reikjavik, el gobierno dijo que no había recibido ningún pedido de asilo e indicó que quien desee obtenerlo debe hacer la solicitud personalmente en Islandia.

La legisladora hongkonguesa pro-Pekín Regina Ip, dijo a los periodistas que probablemente Snowden va a tener que dejar la ciudad.

La administración de la ciudad “está obligada a cumplir con los términos de los acuerdos” con el gobierno de Estados Unidos, dijo.

Estados Unidos y Hong Kong firmaron un tratado de extradición en 1996, un año antes de que China retomara la administración de esta ex colonia británica.

Pero todo intento estadounidense por aplicar el acuerdo en este caso será delicado, ya que Pekín tiene la posibilidad de bloquear una extadición cuando concierne a “la defensa, los asuntos extranjeros, el interés público o la política” de China.

EEUU EVALÚA DAÑOS

En un comunicado tras la revelación de la identidad de Snowden, la oficina del Director de Inteligencia Nacional dijo que el asunto había sido “cursado al Departamento de Justicia”.

“La comunidad de inteligencia está actualmente evaluando los daños causados por estas recientes revelaciones”, señaló el texto.

El Departamento de Justicia confirmó haber abierto una investigación por las filtraciones, pero declinó hacer más comentarios.

“No tengo ninguna intención de ocultarme porque sé que no hice nada malo”, dijo Snowden, en la entrevista de video con The Guardian. No obstante, agregó que “no creo que vuelva a ver mi hogar”.

Extécnico de la CIA, Snowden trabajó durante cuatro años en la NSA como empleado de varias subcontratistas, incluyendo Dell y Booz Allen Hamilton, su último empleador.

“Mi único objetivo es informar a la gente sobre lo que se está haciendo en su nombre y lo que se hace en su contra”, dijo al justificar su accionar.

Hace tres semanas, tuvo que dejar a su pareja, con la que disfrutaba de una vida cómoda en Hawai, para volar a Hong Kong antes de la divulgación de las filtraciones, dijo el diario.

“Estoy dispuesto a sacrificar todo esto porque no puedo, en mi alma y mi conciencia, permitir al gobierno de Estados Unidos que destruya la vida privada, la libertad de internet y las libertades fundamentales de todo el mundo con este enorme sistema de monitoreo que se está llevado a cabo secretamente”, dijo.

Filtraciones publicadas por The Washington Post y The Guardian revelaron la existencia del PRISM, un programa para recopilar rastros dejados en internet por personas fuera de Estados Unidos.

Los diarios también revelaron que la NSA ha accedido desde 2006 a registros de las horas y la duración de las llamadas telefónicas realizadas en Estados Unidos, como parte de una operación de monitoreo y recolección de datos para anticipar planes terroristas.

La vigilancia electrónica “es una herramienta clave para seguir garantizando la seguridad de la nación”, dijo el domingo a la cadena ABC el director nacional de inteligencia, James Clapper.

Destacó la eficacia de estos programas en la lucha antiterrorista, y afirmó que eran legales y estaban sometidos a una amplia supervisión de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

“INTIMIDAR A LOS PERIODISTAS Y SUS FUENTES”

Gleen Greenwald, uno de los periodistas de The Guardian que están detrás de las revelaciones, denunció la intención de “intimidar a los periodistas y sus fuentes”, en una entrevista el domingo con la cadena ABC.

“Cada vez que un periódico menciona algo que el gobierno oculta, que los responsables políticos no quieren que la gente sepa (…), hacen lo mismo: atacan a los medios de comunicación”, estimó Greenwald.

“Cada vez que (…) alguien revela malas acciones del gobierno, la táctica consiste en demonizarlo y presentarlo como traidor”, agregó.

Muy severo en su lucha contra la filtración de información confidencial, el gobierno de Obama tuvo que hacer frente a las críticas a mediados de mayo después de que se supiera de las actividades sin precedentes de rastreo de los registros telefónicos de la agencia de noticias estadounidense AP.

Un veterano de la CIA, John Kiriakou, fue condenado en enero a dos años y medio de cárcel por revelar el nombre de un agente secreto implicado en interrogatorios sensibles con presuntos miembros de Al Qaida.

Y el lunes se inició el juicio por una corte militar del soldado Bradley Manning, quien se enfrenta a cadena perpetua por entregar decenas de miles de documentos secretos a WikiLeaks, cuyo fundador, Julian Assange, se encuentra refugiado en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia, donde se lo acusa de delitos sexuales que él niega.

AFP