NUEVA YORK. Ocho meses después del devastador pasaje del huracán Sandy, la Estatua de la Libertad reabrió el jueves en Nueva York, justo a tiempo para la fiesta nacional del Día de la Independencia en Estados Unidos, para deleite de los turistas.

Algunos aguardaban desde la madrugada para estar seguros de ser los primeros en saludar a la «Dama de la Libertad», uno de los monumentos más famosos del mundo, ubicado al sur de Manhattan.



Tambores, banderas estadounidenses, escarapelas y camisetas patrióticas marcaban este día en que se conmemora la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776.

«Espero que sea la última reapertura», bromeó el alcalde Michael Bloomberg, en una breve ceremonia que incluyó un simbólico corte de cinta.



El huracán Sandy golpeó la costa este de Estados Unidos el 29 de octubre, un día después de la reapertura de la corona de la estatua, que había demandado un año de trabajo.

Sandy inundó el 75% de Liberty Island, la pequeña isla donde se alza la enorme estatua. Los dos muelles quedaron destruidos, y se cortó la conexión a la red de energía eléctrica, de teléfono y de calefacción. Además, se rompieron las barreras de seguridad y los senderos pavimentados.

Los trabajos de reparación fueron intensos en los últimos meses. Unos 53.000 adoquines debieron ser repuestos y uno de los muelles tuvo que ser completamente reconstruido. Sin embargo, algunas partes de la isla seguían estando inaccesibles este jueves.

Los edificios anexos, muy dañados, tendrán que ser demolidos, y el muelle principal aún debe ser reparado, dijo John Warren, portavoz del Servicio de Parques Nacionales, que administra el monumento.

«La infraestructura sigue siendo un reto», añadió. «No sólo tenemos que restablecer la energía eléctrica, el alcantarillado y todo eso, sino que tenemos que hacerlo evitando que sea devastado por la próxima tormenta. Estamos reconstruyendo de manera inteligente».

Símbolo de la amistad entre Francia y Estados Unidos

Nada de esto empañó el entusiasmo de los miles de visitantes que este jueves acudieron a Liberty Island.

«Es emocionante estar allí», dijo Arnaud Lutin, un francés de Ensues, cerca de Marsella. Siempre pienso en los que llegaban y la veían a lo lejos».

«Este es el símbolo de la amistad entre los dos países», agregó su esposa, Annabelle Minard.

Una familia de Little Rock (Arkansas, sur), posaba para las cámaras. Los padres y los niños llevaban una camiseta con la leyenda «I love New York» y la corona de la Estatua de la Libertad en la cabeza.

«Este es nuestro primer viaje a Nueva York, y fue la mejor manera de pasar el 4 de julio», dijo la madre, Lolita Perkins.

A lo largo del día, los visitantes recorrieron la isla, subieron a la base de la estatua de 93 metros y 200 toneladas, y los más valientes, a su corona.

Las tiendas de refrescos y recuerdos revivieron. El cierre de ocho meses causó decenas de millones de dólares en pérdidas de ingresos para la industria turística local.

El daño causado por Sandy fue estimado en 59 millones de dólares para Liberty Island y la cercana Ellis Island, puerta de entrada a Estados Unidos para millones de inmigrantes en el siglo XX.

A diferencia de su vecina, Ellis Island, más gravemente afectada, permanece cerrada y sin fecha de reapertura.

La Estatua de la Libertad, que desde 1984 integra la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, recibió 3,7 millones de visitantes en 2011 y generó ese año una actividad económica por 174 millones de dólares.

Diseñada por el escultor francés Auguste Bartholdi, con ayuda de Gustave Eiffel para la estructura metálica interior, la estatua fue un regalo de Francia a Estados Unidos como una señal de amistad, para celebrar el centenario de la Independencia, conmemorado el 4 de julio de 1876.