Los niños tienen su peak de desarrollo del lenguaje en sus primeros meses de vida. Una buena estimulación puede potenciar sus habilidades de comprensión e incluso mejorar su desempeño escolar.

«¿Para qué tener libros si todavía no saben leer?». Ésa era la explicación que escuchaba, con sorpresa, Luz María Budge, presidenta del Consejo de la Agencia de Calidad, cuando preguntaba hasta hace algunos años en distintos jardines infantiles por qué no contaban con libros o bibliotecas en sus salas de kínder y prekínder.



Los datos han demostrado que esa premisa está lejos de ser cierta. El Simce de Lectura de segundo básico reveló que los niños a quienes sus padres les empezaron a leer desde que eran pequeños, incluso de antes que aprendieran a hablar, obtuvieron hasta 17 puntos más en el test.

Según explica Mirentxu Anaya, directora del Centro de Liderazgo Educativo de Educación 2020, la lectura temprana fomenta las capacidades de comprensión y desarrollo del lenguaje y puede ser determinante en la trayectoria escolar.



Esto se debe a que -según demuestran los estudios científicos- «los niños empiezan a comprender desde el momento que nacen y tienen su peak de desarrollo de las competencias del lenguaje a los 6 meses, debido a la plasticidad del cerebro y a la cantidad de conexiones neuronales que se producen a esa edad».

«El lenguaje es una de las habilidades que se desarrolla a más temprana edad y, si bien los niños empiezan a leer después, todas sus capacidades de comprensión y desarrollo del lenguaje se dan con mayor fuerza en esa fase. Es el minuto en que más aprenden en su vida», afirma.

Junto con desarrollar el lenguaje, explica que la lectura temprana fomenta que los niños desarrollen habilidades como la abstracción, memorización y enriquezcan su vocabulario. Todo esto termina incidiendo en su desempeño escolar, especialmente en la comprensión de lectura, aunque también en su expresión oral, que el Simce no mide.

Otro efecto quizás menos conocido es que la lectura genera un «vínculo afectivo y emocional» entre los padres y el niño, fomentando el apego. Eso también ayuda a que los niños desarrollen un «gusto por la lectura», ya que la asocian a una experiencia de afecto. «A veces hacemos una separación muy fuerte entre los procesos cognitivos y los procesos emocionales de los niños y tienen que ir de la mano», afirma.

Por esa razón, Marcela Valdés, directora de la Biblioteca de Santiago, sostiene que es importante que «la lectura sea por placer y en un ambiente de afecto y cariño». «Lo importante es que el niño disfrute de ese espacio y que sea un momento de cariño, de placer y de recreación», afirma.

Libros con imágenes y lectura con gestos

Pero, ¿cómo debe ser una lectura adecuada para niños tan pequeños? Lo primero que hay que tener en cuenta es que en esta etapa la lectura es fundamentalmente «simbólica». Por eso, según indica Anaya, lo que se debe hacer es más bien una «estimulación del lenguaje» a partir de las imágenes que hay en los libros.

Para esto es recomendable utilizar «libros álbum», con muchos dibujos y poco texto. «Aquí más bien se hace una interpretación de las imágenes, se relata a partir de las imágenes para estimular el lenguaje», explica. Dice que idealmente deben ser libros de un material adecuado para que los niños también los puedan «tocar, morder y explorar».

La directora de la Biblioteca de Santiago acota que, junto con que sean «maravillosamente ilustrados», es importante que estos libros cuenten con elementos de seguridad, como puntas redondeadas, y que los niños puedan «interactuar» directamente con ellos, es decir, «que si bien un adulto se los puede leer, también ellos pueden llegar y tomar el libro». Para esto son útiles los libros interactivos, que tienen elementos como imágenes, sonidos, etc.

No obstante, remarca que si bien hay libros que están acondicionados para ciertas edades, si no se cuenta con ellos, esto no debe ser un impedimento a la hora de leerles a los más pequeños. «Siempre un lector va a encontrar un libro o un libro va a encontrar un lector», afirma.

Además de contar con el libro adecuado, también es importante que el padre genere «un ambiente» durante la lectura. Para eso, Mirentxu Anaya recomienda relatar la historia «con la mayor cantidad de gestos, expresiones y tonalidades diferentes para que el niño se entretenga y se estimule».

Es importante que la lectura se realice en forma sistemática, al menos una vez al día, pero procurando no «agobiar» a los niños con esa actividad. «Hay que estar atentos y darse cuenta si se aburre con cierta actividad», indica Anaya.

Afirma que, junto con la lectura, el desarrollo del lenguaje en los bebés también se estimula de otras formas, como «hablándoles constantemente, explicándole cosas y usando un vocabulario amplio y diverso desde muy pequeños».

«Guaguateca» y bibliotecas en kínder y prekínder

Para fomentar la lectura desde pequeños, la Biblioteca de Santiago abrirá en noviembre próximo una «guaguateca», una sala especialmente acondicionada para niños de 0 a 5 años, que se encuentra en proceso de diseño.

La directora detalla que «la idea es que sea una sala muy acogedora», con espacios para amamantamiento, baños y mobiliario para niños, muchos libros para esas edades, juegos y actividades de cuenta cuento. «Queremos que sea un espacio lúdico, donde la lectura sea el punto principal y realicemos muchas actividades», señala Valdés.

A nivel estatal, también hay iniciativas para fomentar la lectura en niños, al menos a nivel preescolar. Según indica Sebastián Izquierdo, secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, desde 2011 a la fecha se han instalado unas 20 mil bibliotecas -con 542 mil libros- en todos los kínder y prekínder de los jardines infantiles de Junji e Integra. Y se está capacitando a las educadoras para que puedan leer de manera adecuada a los párvulos.

Madre leyendo

También, por primera vez a partir de este mes de julio, se comenzará a entregar un libro -adaptado de una edición de Harvard- a todos los padres, donde se les aconseja sobre la importancia de leer con frecuencia y desde temprano a sus hijos, e incluye textos para que los puedan leer en conjunto. Este libro se entregará a partir de primero básico.

Izquierdo afirma que el rol de los padres resulta «crucial» para fomentar la lectura temprana en los niños, cuando éstos aún no forman parte del sistema escolar.

También enfatiza que vale la pena hacer esfuerzos en ese nivel, ya que una buena comprensión lectora «es la llave maestra para todas las otras asignaturas». «Los niños que tienen mayor comprensión de lectura a temprana edad van a tener mejores resultados en las otras áreas de la etapa escolar y en el desempeño laboral», afirma.

Asimismo, sostiene que la lectura temprana es una «oportunidad» para acortar la brecha que existe entre los estudiantes según su nivel socioeconómico, ya que su impacto es mayor en los grupos más bajos. «Es un buen mecanismo para poder avanzar en calidad, pero también en mejorar la equidad de la educación de el país», asegura.

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