pinochet

 

Los expresidentes chilenos Eduardo Frei y Michelle Bachelet mostraron su conmoción por la revelación de que el dictador Augusto Pinochet (1973-1990) dispuso de toxinas botulínicas capaces de matar a miles de personas.



“¿Por qué los comandantes en jefe no dan la verdad?¿Por qué siguen guardando información? ¿Me van a señalar que el Ejército –como tantas veces nos han dicho– no sabe nada?”, reclamó Frei, en declaraciones a radio Cooperativa.

El mandatario, cuyo padre también presidente y de igual nombre murió en 1982, supuestamente envenenado con armas químicas, agregó no entender por qué el Ejército no entrega antecedentes a 40 años del golpe que derrocó a Salvador Allende.



“¿Por qué definitivamente no avanzamos para hacer justicia y tener la verdad?”, insistió el exmandatario y actual senador por la Democracia Cristiana.

BACHELET TAMBIÉN INDIGNADA
Paralelamente, la expresidenta socialista Michelle Bachelet expresó su sorpresa por el hecho de que las armas químicas de Pinochet permanecieron guardadas secretamente en el Instituto de Salud Pública hasta 2008, cuando ella gobernaba.

“Primera noticia, efectivamente, que escucho de eso. No conozco los antecedentes como para poder opinar”, dijo Bachelet, favorita para ganar los comicios presidenciales de noviembre, ante una consulta de la prensa.

“Si esa información es real, verídica, y se confirma, me imagino que será de mucha importancia para los jueces”, añadió.

ARSENAL QUÍMICO
La información sobre las armas químicas surgió luego de que la exdirectora del Instituto de Salud Pública (ISP) Ingrid Heitmann reveló en exclusiva a la agencia DPA que Pinochet dispuso de toxinas botulínicas capaces de eliminar a miles de personas dentro y fuera de Chile.

Las toxinas, provenientes del estadual Instituto Butantan de Sao Paulo, estuvieron en poder del régimen castrense desde la década de 1980, cuando este enfrentaba precarias relaciones con Argentina, Perú y Bolivia, además de protestas sociales internas por la crisis económica.

Destaca Peru21 que los químicos, que permanecieron en secreto por 27 años en un subterráneo del ISP junto al Estadio Nacional de Santiago, fueron descubiertos e incinerados en 2008, sin informar al gobierno de Bachelet (2006-2010) o la Justicia, admitió Heitmann, quien estuvo al frente del ISPentre 2007 y 2010.

“Eran dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica,suficientes para matar a la mitad de Santiago”, dijo la profesional, quien luego matizó su afirmación. “Se podía matar a muchísimos, pero no sé cuántos”.