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El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, llegó este jueves a Ginebra, para reunirse con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, y negociar la proposición de Rusia sobre la puesta bajo control internacional del arsenal químico de Siria, un objetivo que la oposición siria calificó de insuficiente.



Estas discusiones, que tendrán lugar el jueves y el viernes y que recuerdan a los grandes momentos de la Guerra Fría, suponen recuperar la vía diplomática en el conflicto en Siria, que dejó en dos años y medio más de 110.000 muertos.

También pretende evitar una posible intervención militar de Estados Unidos y Francia como castigo a la masacre cometida el 21 de agosto con armas químicas, de la que los occidentales consideran al régimen sirio responsable.



Un responsable del departamento de Estado norteamericano indicó este jueves que Estados Unidos pidió al régimen sirio que “declare cuanto antes” el tamaño y las características de su arsenal químico y calificó de “factible, pero difícil” su supervisión internacional y posterior destrucción.

Rusia, aliado del régimen sirio, considera que el ataque en el que, según los servicios de inteligencia estadounidenses, murieron unas 1.500 personas, fue obra de los rebeldes.

La víspera de estas discusiones, el presidente ruso, Vladimir Putin, se dirigió al pueblo norteamericano para advertirle de una acción militar en Siria.

Recurrir a la fuerza al margen del Consejo de Seguridad de la ONU sería “inaceptable” y “constituiría una agresión”, declaró Putin, aliado del régimen sirio, en una columna en el New York Times.

“Nadie quiere que las Naciones Unidas sufran el mismo destino que la Sociedad de Naciones, que colapsó por su falta de influencia real. Esto será posible si los países más influyentes ignoran a las Naciones Unidas y toman una iniciativa militar sin la autorización del Consejo de Seguridad”, advirtió.

Las Naciones Unidas investigan sobre esta masacre y su informe se publicará “probablemente el lunes”, declaró este jueves el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius.

“Seguramente habrá indicaciones” sobre el origen del ataque, señaló.

Según el diario ruso Kommersant, el plan de control de las armas químicas en Siria, que Rusia presentó esta semana a Estados Unidos, incluye cuatro etapas, que comenzarían con la adhesión de Damasco a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ, por sus siglas en inglés).

Posteriormente, Siria deberá declarar la ubicación de su arsenal químico y el lugar donde se fabrica. El tercer paso sería autorizar a los inspectores de la OPAQ a realizar inspecciones en esos lugares para decidir, junto con los investigadores, cómo destruir las reservas químicas sirias, que algunos expertos evaluaron en 1.000 toneladas.

Rebelión siria considera insuficiente la propuesta rusa

El general del Ejército Sirio Libre (ESL, rebeldes), Selim Idris, rechazó este jueves el plan ruso al considerarlo insuficiente.

“El Ejército Sirio Libre anuncia su rechazo categórico de la iniciativa rusa que prevé colocar las armas químicas bajo control internacional”, dijo.

No hay que “contentarse con retirar (al régimen sirio) las armas químicas, el instrumento del crimen, sino que hay que juzgar ante la Corte Penal Internacional al autor del crimen que reconoció claramente que posee ese instrumento y aceptó deshacerse de él”, subrayó.

La Coalición Nacional Siria (oposición) calificó la iniciativa rusa de “maniobra política destinada a hacer ganar tiempo” a Asad.

En Ginebra, Kerry también tiene previsto reunirse con el enviado especial de la Liga Árabe y de la ONU para Siria, Lakhdar Brahimi.

Desde hace meses, la ONU, Washington y Moscú desean organizar una conferencia internacional de paz, llamada Ginebra 2, que sentaría en la mesa de negociación al régimen sirio y a la oposición.

Sin embargo, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU volvieron a poner de manifiesto sus divisiones, al poner fin una reunión tras sólo 45 minutos de discusiones sin llegar a ninguna conclusión sobre el proyecto de resolución centrado en la destrucción del arsenal químico sirio.

AFP